Heroes of Zophia

Soundtrack:

Al momento en el que me dejaron solo en la taberna junto a Galeran solté un suspiro leve. Mi actitud hasta ahora ha sido confiada y sonriente, pero estar en un lugar lleno de magos que odien a toda tu dinastía haría temblar a cualquiera, especialmente si son magos. A pesar del entrenamiento Imperial que recibe la Realeza contra la magia y como luchar en contra de uno, jamas he peleado en contra de un usuario. Mucho menos podría con varios si deciden lanzarse por nosotros gracias a las ropas de Galeran. Ante la presentación de nuevos rostros, ni siquiera hacia falta presentarme, simplemente asentía con el rostro pues ya sabia que iban a conocer mi nombre, era innecesario.

A pesar de que tengo planeado muchas cosas para acabar con todo esto, ahora estoy en manos de alguien mas, estoy en manos de un futuro incierto que no sabe como terminara todo esto. Ni siquiera pedí una bebida, simplemente me mantenía cerca de Jaquinot con los brazos cruzados y una mirada seria acompañada de una leve sonrisa que demostraba un poco mi estado de ánimo; incertidumbre emocionante. — Se siente extraño, ¿No es asi? Que tu vida cambie de un momento al otro al saber la verdad. Que todo lo que pensabas era cierto era una mentira, y las mentiras y leyendas son verdades. — Hable en voz alta hacia el soldado sin dirigirle la mirada, yo ya había estado en su situación. Hace mucho tiempo, tuve sus mismos dilemas, incluso más, pues en mis hombros aún recae mucho peso del que quiero huir. — Ayudame a entender algo, soldado. Ahora que sabes la verdad de toda esta farsa, ¿Por que decides pelear? Puedes ser un hombre libre, aun no has matado a nadie seguramente, no tienes peso en tu alma. ¿Por que unirte a una campaña que solo te traerá dolor? Teniendo tantas decisiones, estas tomando el camino más difícil. — Y me quede quieto, mucho mas tranquilo que la anterior vez. A pesar de mi repudio hacia el al saber que era parte del Imperio ahora mi semblante era mucho más serio, más autoritario, como se podría esperar de alguien de la nobleza y con alto mando. Un porte digno de un príncipe maldito.

Soonya esperó que ambos muchachos terminaran de hablar antes de contestar la pregunta de Galeran. Miró a su alrededor, seria, y cada uno de los magos que los estaban observando volvió a lo que estaban haciendo. Al parecer, aunque Soonya no parecía tener la importancia suficiente para presenciar la asamblea, era respetada por sus compañeros.

— He estado en su lugar. No en las mismas circunstancias, claro, pero toda mi vida fui apuntada con el dedo por el hecho de verme como me veo. — Con un ademán mostró que se refería a su color de piel. — Por ser negra. ¿Por qué les haría lo mismo a ustedes? No eligieron ser quienes son. Puede que en un principio los prejuzguen, pero sus acciones harán que los respeten.

— — — — — — —

Katrielle miró como sus compañeros se ponían de acuerdo para cooperar y descubrir sus habilidades entre ellos. Eso era bueno, y sería muy necesario si querían llegar a algún lugar con esa aventura. El camino sería largo, y el entrenamiento duro, pero tarde o temprano debía dar sus frutos.

— Somos un equipo... —repite, luego de oír las palabras de Azurea. Intentó sonreir, pero no pudo.  Quizás era la única que lo estaba notando, pero la reunión no estaba saliendo especialmente bien. — Gracias, Azurea. Esperemos que ellos opinen igual que tu.

No tuvieron mucho tiempo más para hablar, pues la deliberación había terminado. Los Siete volvieron a su lugar y Ergon se aclaró la voz, callando la sala instantáneamente.

— Bien, señorita Vawynn. — Aún se notaba algo de recelo al pronunciar el apellido de Katrielle. — Antes de darles mi decisión, me gustaría ver aquel registro del que hablaron.

Katrielle asintió y con una rápida mirada, Edulbo entendió que debía hacer. Invocó a su baku y, al igual que en el escondite de su amigo, y el salón se llenó de humo. Pronto se vieron inmersos en el mundo onírico de Edulbo, aunque el paisaje no había cambiado, la única diferencia era que en medio de la sala estaba el maltrecho libro. Katrielle se acercó al pedestal y tomo el libro con delicadeza. Se acercó a las tribunas y, con un leve movimiento, soltó el libro, dándole un pequeño empujón hacia arriba. Se posó sobre el escritorio donde se encontraba Ergon. Una vez que Edulbo creyó que ya había tenido el tiempo suficiente para leer, con un aplauso despertó a toda la asamblea. La mayoría estaba perpleja, pues se sorprendieron al notar que acababan de despertar. Ergon miró a su hija, y luego al resto de sus compañeros.

— Viajaran a Vakeria, el Círculo les dará apoyo económico para poder realizar el viaje. — Hizo una pausa y, luego de mirar a su hija una vez más, continuó. — Pero lo harán solos.

El grupo notó como algunos miembros de los Siete, en especial [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] y Ofelia, reclamaban a Ergon.

— Esto no es lo que decidimos, padre. —protestó Nerea.

— ¡No dejaré que el Círculo pierda vidas innecesariamente, siguiendo una piedra de la que no tenemos idea si en verdad existe!

Nerea se puso de pie, notablemente enojada, y de un salto aterrizó junto a Katrielle.

— Entonces yo iré con ellos.

Katrielle estaba realmente sorprendida. Había escuchado muchas cosas sobre Nerea de Lillibeth, pero jamás hubiese imaginado que desafiaría sus ordenes de esa manera. Era justa, y no toleraría los caprichos de su padre. Ergon se puso de pie, completamente serio. Sabía que no podía negarle a su hija, ella también era uno de los Siete y podía hacer lo que quisiera.

— El grupo de Katrielle Vawynn irá a las lejanas tierras de Vakeria en busca del Canto Magno, acompañado de Nerea de Lillibeth en representación del Círculo. La asamblea esta finalizada, vuelvan todos a sus tareas.

Dicho y hecho, la sala comenzó a vaciarse rápidamente y pronto solo quedaron ellos. Nerea se giró, para presentarse al grupo.

— Supongo que a partir de ahora seremos compañeros. Mi nombre es Nerea de Lillibeth, es un placer—se presentó, sonriendo.

El despliegue de su magia en toda la sala lo dejó agotado. Rara vez metía tanta gente a su reino onírico de golpe, saturó su capacidad cual wifi de plaza pública.
En primera instancia a la decisión del Circulo le sentía un sabor agridulce: Le daban el aval para realizar la empresa pero a su vez le soltaban la mano para reducir los costos. Su opinión cambio cuando Nerea se ofrecio para ayudarlos, se les escapo una sonrisa que una vez mas se le notaba detrás de la mascara. Hasta propio Razvan, que seguía un adormecido, se sentía entusiasmado con su presencia. El galileo pensaba mucho en el destino de su aventura: en Vakeria se encontraban  dos ramas Leenards, una de sangre orca y otra de raices azireñas, la primera mantenía subyugada a la segunda pero todos sostenían su fidelidad a Galilea, al apellido familiar que los une y a los Leenards principales, los verdaderos vakerianos que reemplazaron a su padre cuando su lealtad a la corona se veía comprometida. Pedirles ayuda en una situación delicada como es la buscar un artefacto clave en un terreno vasto sería decisivo. Podría invocar la ley de la solidaridad: "un Leenards siempre ayuda a otro Leenards", sin embargo dicha tradición ancestral tiene sus excepciones, entre ellas ayudar a criminales que son ante los criterios de las ambiguas leyes internacionales. Más adelante le propondria esta idea al grupo, cuando esten todos reunidos...
Razvan, poco titubeando, se acerca a Nerea y extiende su mano

Razvan:- Soy Razvan Leenards. Uno...uno de los nuevos.

Edulbo se limitó a saludarla inclinando ligeramente la cabeza. No veía necesario introducirse y, si lo fuese, lo haría en privado.

Lazarus le sonrió al mediano cuando respondió. Se notaba que era un refunfuñón, pero al menos a Lazarus le parecía que tenía buen parecer. Al menos estaba feliz de que quisiera ayudar con la tutela. Lazarus estimaba que el consejo le respondería negativamente a Katrielle ante su petición para embarcarse, así que estaba preparando algunos argumentos en su cabeza.

Lyndis se veía algo más optimista, y se sumaba al entusiasmo de Azurea. Haciendo pequeños movimientos hacia arriba con su puño, repetía las palabras de ella.

”¡Lo que dijo Zuri, Púrpura-sio! Somos un equipo, y vamos a encontrar esa cosa mágica a como dé lugar!”

Lazarus se frotó la parte de atrás de la cabeza con la palma de su mano, calmado con la disposición de los menores.

”Bueno, energía para aprender definitivamente parece que no faltará, ¿no? Y ah.. ¿Por que tenemos a un Loyset?”

Lazarus creyó que era buen momento para preguntarlo mientras Los Siete tenían su discusión; pero al parecer se equivocó, ya que fue interrumpido por el desvelo de la burbuja de los líderes, quienes les dirigieron la palabra una vez más.  

Cuando apareció la criatura con cabeza de elefante, Lyndis pegó un pequeño gritito de sorpresa, tambaleándose hacia atrás moviendo los brazos en círculos, y colocandolos en una posición defensiva de manera instintiva; pero Lazarus la detuvo atrapandole la espalda. No podía dejar de sorprenderse por esta criatura, ni por el hecho de que en nada más que unos segundos toda la audiencia se encontrara en este lugar completamente diferente, a la orilla de un risco. Lazarus definitivamente tenía mucho que aprender. Los ojos de Lyn, en cambio, brillaban emocionadamente mientras miraba a su alrededor en este mundo onírico. Le parecía increible, todo lo que lograba la magia.

Luego de la sentencia de Ergon, Lazarus quedó bastante sorprendido. No esperaba que accediera con tanta facilidad, francamente creía que iban a estar ahí por al menos un par de horas más presentando su caso. De hecho cuando les indicó que irían solos, no lo tomó como un insulto… No esperaba su ayuda. Lo sorpresivo fue, tanto para Lazarus como para Lyndis, cuando Nerea saltó del palco hacia abajo para ofrecerse a ir con ellos.

”¿¿QUEEEEEEEEE??” Exclamó Lyndis, expresando su sorpresa con los brazos hacia arriba. Lazarus hubiera tratado de detener su efusión en el contexto en que se encontraban, pero el también se encontraba con las cejas tan arriba que se escondían bajo el cabello que le cubría la frente.

Vaya, no sé por qué, pero tengo el presentimiento de que esto se va a volver increíblemente problemático... Fue el único pensamiento pasando por su cabeza, mientras la joven más o menos de su edad se presentaba al pequeño equipo. Lyn y Lazarus la saludarían una vez que se pasara su shock.

Las palabras de el me hacían pensar un poco. Al parecer no le tenia tanto aprecio a su familia, en verdad somos algo parecidos, pero solo un poco. Al final, a cuenta de todo, yo si tenia ese aprecio por mi descendencia, el orgullo implantado en un Loyset de generación en generación, simplemente no respondí a ello, no quería convertirme en un monstruo. Aprendí muy bien todo, pero si no hubiese sido por mi madre, no estaría ahora intentando enmendar todos los errores que mi sangre ha cometido.

Los motivos de Jaquinot eran en verdad algo estúpidos. Su familia simplemente eran sirvientes del Rey, así ha sido por generaciones. Aunque no tenga la culpa entera, se siente culpable al igual que yo por el simple hecho de la dinastía que nos acecha. Mire hacia otro lado, pensativo. — ... Si, en verdad es muy estúpido... — Dije sin rechistar ni un segundo, pero antes de que pudiese proseguir... — pero no es algo para sentirme mal o burlarse. Al final, eres el único Jaquinot que en verdad esta experimentando un poco de sentido común con la justicia, siéntete orgulloso, te reconozco ese derecho. —  Le dije, reconociendo la valentía en sus palabras al saber que a pesar de estarse atando bajo un estúpido juramento y unas palabras, es lo suficientemente hombre como para mantenerlas sabiendo que podría morir por ello. Me pregunto si sobrevivirá en verdad; los hombres nobles siempre mueren primero en las guerras...

Al decir esto, simplemente pase en segundo plano, escuchando la conversación del soldado con la maga de piel prieta, que tal parece que simpatiza con nosotros. Quien diría que iba a tener en verdad la dicha de conocer tanta gente empática, ¿Eh? Este mundo esta lleno de magia sorprendente...

Sonriendo, Nerea tomó las manos de Azurea y Razvan, uno a la vez, estrechándolas con fuerza. Gracias a su resonacia, Lazarus podía entender el poder que emitía Nerea rivalizaba, o incluso superaba, al de Katrielle o Edulbo. Mientras tanto, la cabeza de Katrielle no paraba de dar vueltas. La asamblea había sido un desastre si, pero había terminado mejor de lo que la pelirroja esperaba. Ahora tendrían de su lado a una poderos aliada.

— No hace falta que me llames Maestra, Saphielle. Son simples tonterías burocráticas que tenemos que respetar durante las asambleas y ceremonias.—explicó—Es un placer conocerlos a todos.

Sin más que explicar, comenzaron a atravesar el pasillo por el que habían llegado a la sala. En el camino, Katrielle y Nerea se habían adelantado un poco y estaban hablando, sin que el resto pudiese oírlas. Quizá ya se conocían. En pocos minutos ya se encontraban nuevamente en la [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. No tardaron en divisar a Azghal y Galeran junto a Soonya, cerca de la barra. Se acercaron a ellos, y por la presencia de Nerea, rápidamente entendieron que la asamblea había sido positiva.

— Chicos, ella es Nerea de Lillibeth.—dijo Katrielle, mientras Nerea asentía, ahora más seria, aunque sin dejar de sonreir—Es famosa entre los hechiceros, no por nada forma parte de la élite del Círculo.

— No exageres.—contestó, ruborizándose levemente.

— Nerea, ellos son Azhgal Loyset y Galeran Jaquinot.

— Es un placer, muchachos.

Ambos notaron que su mirada no destilaba ningún tipo de odio, y que su sonrisa era genuina. Por lo menos, confiaba en el juicio de Katrielle, a pesar de no conocerlos.

— Entiendo que Katrielle es su... ¿líder? Así que estuve hablando con ella mientras atravesamos el túnel. La taberna del Círculo funciona como posada, eso quiere decir que nos podremos quedar aquí esta noche. Pueden beber lo que quieran, la casa de Lillibeth invita. —anunció, mirando al cantinero.— Galeran, Katrielle te llevará a tu habitación en un momento, para que puedas cambiarte el traje si lo deseas.

Dicho eso, la joven se acercó a la barra y pidió una jarra de hidromiel, ademas de dar unas ordenes a uno de los ayudantes, para luego sentarse en una mesa cercana, poniendo los pies sobre la tabla, relajada. Mientras tanto, Anric se sentó en una esquina mirando el suelo, algo intimidado por la situación. Era complicado para el, un simple niño que había descubierto que tenía poderes sobrenaturales. Luego de pedir dos jarras en la barra, una de jugo de peras y la otra de un suave hidromiel, Katrielle se acercó al niño. Debía hablar con el sobre lo que le había advertido Nerea. La marca de su cuello no era una marca cualquiera. El resto del grupo podía ver como hablaban, y notaron la cara de sorpresa que se había dibujado en el rostro de Anric. Katrielle le batió el cabello y dejó el jugo sobre la mesa, volviendo con el grupo. El muchacho tocó su cuello, donde estaba aquella marca que tanto le gustaba, con la mirada perdida en el jugo de peras. Katrielle se acercó a Galeran, con una sonrisa en sus labios.

— Ven conmigo, nos desharemos de esos trastos que llevas.

Kat esperó que el soldado se levantara y, luego de darle un largo trago a su bebida y dejarla sobre la mesa, lo guió hasta una puerta que estaba justo al lado de la barra. Daba a un pasillo, largo, lleno de habitaciones a los lados. Caminaron hasta el fondo, casi llegando al final del pasillo, que terminaba en un marco sin puerta, dando paso a un balcón de madera. Por la luz del sol, pudieron notar que estaba atardeciendo. Abrió la puerta de la derecha y entró, esperando que Galeran hiciera lo mismo.

— Esta será tu habitación, Nerea se ha encargado de que te dejen ropa limpia.

Le gusto el gesto de la Venberos de que se preocupe por él pero tampoco era la gran cosa.

Edulbo: Estoy bien, estoy bien jajaja. Simplemente es falta de costumbre. No suelo "invitar" a tanta gente a mi mundo. Igual, muchas gracias por preocuparte.

Devuelta a la taberna, el mediano pidio lo mismo que estaba tomando en un principio y se quedo en la barra, alejados de todos. Tenía ganas de pensar de qué manera iba a entrenar a los novatos y de paso buscar la oportunidad para hablar con Kat y pedir perdón por lo que le dije a las afueras de la taberna. Razvan era otro que buscaba a la pelirroja pero por otro motivo: contarle sobre su posible contacto con su familia. Mientras esperaba que vuelva, se pidio una copa de vino blanco y por primera vez en el día se relajó. Miró con atención la cara de cada uno de sus compañeros, siendo la ultima Azurea. ¿Con ellos compartire la misión que capaz cambien para siempre el reino de Zophia o nos destierre a la olvidada historia de los fracasados? Le daba ansiedad, mucha ansiedad pero a la vez un entusiasmo que la ultima vez que lo sintio fue en Galilea. Se sentía vivo, se sentia libre.

“[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]”

Los ojos de Lazarus se abrieron como platos. ¿Era ESE Loyset? Esto se tornaba cada vez más problemático.. ¿Acaso estaban aliados con el príncipe fugitivo? Definitivamente este tipo no serviría como un rehén.. Más bien, si lo entregaran a la corona serviría de recompensa… Pero, ¿Y si lo que estaban planeando era un golpe de estado? Las posibilidades de lo que implicaba hacían vueltas en su cabeza… Pero había una razón algo más personal por la que le interesaba este personaje de alto perfil.  

[...]

Lazarus y su tío Gilbert se encontraban en el pueblo para reparar sus herramientas de arado. Mientras su tío regateaba con el Enano de la forja de siempre (Lo cual usualmente llevaba a los puños, y subsiguientemente a una cerveza). Mientras su tío se encargaba de las herramientas, Lazarus había decidido ir a la sastrería de la señora Algreta. Lyndis estaba creciendo y necesitaría nueva ropa pronto… Y no podía seguir usando la ropa vieja de Lazarus, por mucho que le gustara. Mientras veía vestidos que podrían gustarle a ella y a mamá, un ruido que se había convertido en sinónimo de peligro resonó en sus oídos: Las armaduras de los guardias.

Lazarus salió de la sastrería a ver de qué se trataba. Una de las ventajas de vivir en el campo era que el ejército no tenía suficientes recursos para mandar una patrulla constantemente a vigilar su pequeño hamlet. De hecho, ni siquiera tenían los protocolos gubernamentales de nacimiento.. La mayoría de los niños no aparecían en el registro del reino hasta tener unos 3 años ya. Los soldados se aproximaron a la plaza del pueblo, y pusieron un podio improvisado, con la bandera del reino.

“El Principe Ahzgal Loyset IV actualmente se encuentra desaparecido. Ofrecemos una recompensa por cualquier información pertinente a su paradero. Les urgimos que no hagan contacto directo con el, ya que es un individuo altamente peligroso.. De encontrarse con el, su vida corre peligro. Les urgimos, una vez más, que cualquier información pertinente sea reportada al Fuerte Hershtal, 10 kilómetros al oeste.”

Una vez terminado el aviso, el jefe se quedó a la espera de informantes mientras su escuadrón se encargaba de repartir panfletos con la cara del príncipe y la recompensa. Lazarus miró hacia la herrería a pocos metros, donde su tío se encontraba de brazos cruzados mirando a los soldados junto al enano… Ambos con un ojo morado.

“Vaya, ¿ya están suficientemente desesperados que llegan a Longshire a buscarlo? ¿Que tan dificil puede ser encontrar a un niñato de 15? ¡Solo busquen en el burdel más cercano! ¡Ahí hubiera estado yo a los 15!” Gilbert rió a carcajadas, mirando uno de los avisos recién colocados. “¡Pero vaya que recompensa! Tal vez debería desempolvar mi capa e ir a buscar al Principito”

El herrero rió, golpeando a su tío en la espalda. “¿Tu? Como si un vejestorio pudiera atrapar a ese crio. Parece que algo de habilidad tiene, me llegó un cargamento de armas rotas y corazas abolladas de un grupo de guardias de a unas 15 leguas hacia la capital. ¡Aparentemente puede defenderse!”

Las cejas de Gilbert subieron mientras se frotaba la barbilla, decorada de gris con la barba que no se había recortado esa semana. “Vaya vaya, así que no es cualquier niño mimado, ¿eh? Pues si los rumores son ciertos, más me gustaría pelear con ese tipo…”

[...]

Lazarus estaba dispuesto a tener una conversación con el tipo. Al menos quería tratar de tener un duelo con el, como artista marcial. Sin embargo, esperaría un poco… Habían temas más importantes que atender.

Lazarus miró a Lyndis, cuyos ojos brillaban ante la invitación a barra libre de Nerea de Lillibeth. Su expresión seria se volvió algo aproblemada… Sabía lo que venía.


”¡Lazo-sui! ¡Soy oficialmente mayor de edad y exijo beber contigo!” Lyndis proclamó apuntando con un dedo a Lazarus, mientras hacía una pose acusativa, con las piernas semi abiertas y la mano en su cadera. Lazarus suspiró y rió levemente, asintiendo con la cabeza.

”Bueno, definitivamente no puedo argumentar contra tu lógica, o gran adulta” La molestó un poco Lazarus, con una sonrisa cariñosa. ”Te traeré algo de la barra. ¿Que quieres probar primero?”

Los ojos de Lyndis brillaron aún más, acercandose a Lazarus y dando pequeños brincos en su lugar. ”¡Cerveza! ¡Tu y el tío Gilbert siempre toman juntos y nunca me han dejado probarla! Y… ¡y bolitas de caramelo!” Lyn asintió con la cabeza energéticamente. Realmente estaba lista para tomar como los grandes.

Lazarus rió y asintió. ”Vale campeona, voy a la barra por tus cosas. ¿Por qué no me esperas en la mesa, si?” Dicho esto, Lazarus se aproximó a la barra, mientras Lyndis fue a sentarse emocionada en la mesa en la que estaba Nerea.

Lyndis se sentó junto a Nerea, que se encontraba relajada bebiendo su hidromiel. Lyn olfateó la esencia del trago… Y se le empezó a salir saliva por el lado de la boca. Era increíblemente dulce! Esperaba que la cerveza fuese así también. Mientras esperaba a Lazo-sui en la barra, trató de entablar una conversación con Nerea.

”Gracias por ayudar a Púrpura-digo, Katrielle-Sio, Nerea-sio!” Lyn se sonrojó un poco por usar el sobrenombre que le dió a Kat.  ”Pero… ¿Por qué decidiste acompañarnos? Creí que solo teníamos que ir a buscar una piedra mágica, no debe ser tan difícil como para que alguien como tu nos tenga que acompañar… ¿Verdad? Y...” Las mejillas de Lyn se inflaron un poco, recordando cómo trataron a Púrpura-sio en el consejo.  ”¿Por Qué el consejo fue tan rudo con Kat-sio? ¡Ella es una buena persona! Nos salvó a mi y a Lazo-sui...”

…….

”Un Salamander Ale y una Lager suave, por favor.. Ah, y unas bolitas de caramelo.” Lazarus pidió al maestre. Tenía bastante en qué pensar.. Estaba preocupado de su madre. Se preguntó cómo reaccionaría cuando le dijeran que el era un vil criminal… Debería escribirle a Gilbert sobre lo que pasó, decirle que viniera a buscar los bueyes, y… A su padre. No pudo evitar pensar en el mientras sus dedos envolvían la cadena de Lyn, la cual seguía en su bolsillo. Por un lado, no quería ponerlo en peligro.. Pero por el otro, temía por la seguridad de la mansión antigua sin el ahí… Pero pensar en la mansión y su padre le hizo reflexionar sobre lo que había sucedido y sobre la cadena. Una de los más notorios efectos de no usar su propio inhibidor era que ahora su resonancia, la cual no estaba del todo entrenada, estaba activada casi constantemente. Podía sentir levemente las vibraciones de los integrantes de la taverna, si se concentraba, lograba obtener un poco más de información sobre su potencia.. pero como estaba, no podía distinguir qué significaban las diferencias entre sus frecuencias. Lo más notable era, definitivamente, que podía sentir las de personas que no se encontraban a su vista.. O en la misma habitación. Si se concentraba, podía sentir las de las personas dentro de la posada.. Aunque aún no alcanzaba a sentir las de la sala de conferencias que habían visto antes. Pero había algo peculiar: 3 individuos y 2 objetos con una frecuencia igual, o parecida, a la suya propia… Su propia hermanita, Lyndis; el anillo que tenía en su mano, el collar que Lazarus tenía en su bolsillo, y curiosamente.. Las de Ahzgal Loyset y Galeran. Las 2 últimas eran algo menos potentes, pero sin duda tenían el mismo patrón que la suya… Y el hecho de que el collar tuviera una frecuencia tan parecida a la de su padre le daba una idea de como podria arreglarlo. Debería probarlo más tarde.

Recibiendo los tragos y las botanas, las llevó a la mesa, pasandole a Lyndis la Lager rubia mientras el tomaba un largo trago de su Salamander Ale. Sentía el picor pimentoso del trago que le daba su nombre mientras bajaba por su garganta, definitivamente el mejor tipo de cerveza.. ¡Y tan helada! ¿Estarían usando magia para enfriarlas? Luego de su trago miró a Lyndis, para ver cómo reaccionaba ante su primera cerveza.

Cuando Lyn tomó su primer trago, su nariz se arrugó y sacó la lengua. ¡Era tan amargo y salado! No tenía idea de como Lazo-sui y su tío disfrutaban tanto de esta porquería… Definitivamente estaba frustrada, y mirando intensamente a su trago, y luego al de Nerea… Ojala hubiera pedido lo que tenía ella, era tan dulce..! … Lyn estaba definitivamente decepcionada.. Sus manos se encontraban alrededor de la jarra.. Y algo comenzó a suceder. Sus ojos, normalmente verdes, brillaron levemente con un arcoiris… El anillo en su dedo comenzó a brillar también.. Y la cerveza, brillando levemente como un prisma, desde la superficie hasta el fondo, tomó.. una consistencia distinta, más… gruesa. Lazarus notó esto, mirando interesado la manera en que cambiaba el líquido.. Y cuando Lyn lo tomó, sus ojos se ensancharon, llevándose una sorpresa.

”¡Es dulce! ¡Vaya! ¡No tenía idea de que la cerveza cambiaba de sabor! Esto debe ser lo que se referían cuando dicen que es un sabor adquirido!” Rió Lyn, mientras Lazarus tomaba su vaso… Esto ya no era cerveza, era hidromiel. Lazarus ensanchó sus ojos y se frotó la barba, sonriendo un poco.

”Vaya Lyn, parece que ya estás hecha toda una maga… Esto no es cerveza, es hidromiel” Rió Lazarus, agitándole el cabello. A Lyndis no le podría importar menos, ¡mientras fuera delicioso lo tomaría! Pero ya comenzaba a marearse un poco… Definitivamente el gasto energético no la ayudó a mantenerse sobria.

Lazarus sonrió a la felicidad de su hermanita, quien comenzaba a asaltar el plato de botanas que le había traido.. Y ahora podía enfocarse en una de las personas que más le interesaba conocer. Miró a Ahzgal, quien estaba en el otro lado de la mesa, y comenzó a hablarle.

”Ahzgal Loyset, el príncipe fugitivo, ¿eh? Vaya… He escuchado muchos rumores sobre ti. Me pregunto si son ciertos, sobre tu destreza marcial… Después de todo, eres algo más bajo de lo que imaginaba” Dijo esto de buena naturaleza, con una leve sonrisa mientras el Ale comenzaba a soltar su lengua. Puede que fuera bastante serio e inexpresivo cuando estaba sobrio, pero con algo de embriaguez su sentido del humor era algo más… obvio.

[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] Le causaba gracia genuina la joven Lyndis, que pretendía estar lista para el dulce y amargo mundo del alcohol. Observó la escena, mientras daba cortos sorbos a su hidromiel, disfrutando el dulce sabor que dejaba en su garganta. No los conocía, pero en el instante que habían cruzado la puerta de la sala magna, sentía que algo volvía a brillar en su corazón. Algo que había estado oculto por mucho tiempo, sepultado debajo de mucho dolor. No los conocía, y aún así quería verlos felices, a tal punto que no le había importado pasar por sobre su padre para, con lo que podía, apoyar su causa. Escuchó a Lyndis, sin mirarla, con la vista fija en su bebida y una sonrisa en sus labios. No pudo evitar la risa al escuchar el apodo que la jovencita le había puesto a Katrielle. Por la inocencia que emanaba, pudo comprender que sus poderes tendrían algo que ver.

— He estado encerrada en este lugar durante tanto tiempo que no recuerdo la última vez que me sentí viva—comenzó, ya no con una sonrisa sino con una expresión funesta—. Realmente no lo recuerdo—continuó, mientras le daba un nuevo trago a su brebaje—, pero cuando me enteré por que venían, no pude evitar sentirme realmente emocionada por dentro. No me preguntes por que, pero el ver a mi padre actuar así... me hizo darme cuenta de que quizás sea el momento de tomar el control de mi propia vida.

Nerea dió un último sorbo a la bebida, e hizo una seña al cantinero para que le alcanzaran la segunda jarra. Mientras tanto, continuaba con su explicación, mirando su jarra vacía.

— Katrielle me dijo que te llamabas Lyndis. Es un muy lindo nombre, mi madre se llamaba así—dijo, mientras una pequeña sonrisa se le dibujaba en el rostro—. El imperio se la llevo hace tiempo, nunca la conocí, pero no hay nadie que no me diga que era la mujer más buena del mundo, y que me quería como nunca quiso a nadie —hizo una pausa para recibir su nuevo trago y, luego de darle un largo sorbo, continuó—. Por eso, y por que es Vakeria a donde se dirigen, decidí acompañarlos. Ya lo verás, Vakeria es un lugar hermoso, los magos viven libres allí. Pero así como hay magos buenos, como los que están en este lugar, hay magos malos. Y donde hay tanta libertad para la magia, hay peligros. La magia es hermosa, pero también es peligrosa. ¿Pero que es la vida sin un poco de peligro?

Quitó sus pies de la mesa, mientras se sentaba recta y dejaba la bebida sobre ella. Acercó su rostro al de Lyndis, con una expresión divertida.

— Cuando conozcas Vakeria, como yo, el deseo de traer esa vida llena de magia, aventuras y peligros hacía Zophia será irrefrenable. Ya lo verás.

Se alejó de la muchacha, para retornar a su posición relajada, con las piernas sobre la mesa y la jarra en su regazo. Volvió a beber, mientras comenzaba a sentir como el alcohol en su sangre comenzaba a hacer efecto. Cerró los ojos.

— Katrielle parece ser una buena chica. No se que le ha pasado por la cabeza, ni por su vida, para intentar erradicar al imperio tan desesperadamente. Pero luego de escucharla hablar, no puedo evitar sentirme igual. Esa chica... tiene algo especial, que me insta a querer ayudarla. Quizá, como ustedes, ya deposité mi fe en ella—dijo, mientras volvía a abrir los ojos—. Veo que tienes mucho que aprender sobre nuestra historia—bebió otro sorbo—. Me sorprende, aún así, que no hayas escuchado hablar del apellido de Katrielle. Antaño los Vawynn eran una respetada familia de magos, que generación tras generación había luchado junto a los reyes para defender la soberanía de nuestra tierra. Hace quinientos años, cuando el imperio llegó, los Vawynn fueron uno de las familias que luchó y una de las últimas en escapar hacia Vakeria, donde se exilió la gran mayoría. Vakeria les ofreció refugio y las familias de magos que habían llegado desde Zophia pidieron por venganza, porque los dos reinos eran aliados, pero Vakeria se negó. El dolor llevó a los antepasados de Katrielle a traicionar al rey de ese reino, y lo mataron. Todo hombre Vawynn mayor de dieciséis años fue ejecutado para demostrar que Vakeria era buena, pero no perdonaba, y así el linaje de los Vawynn se fue perdiendo. Me atrevería a decir que Katrielle es la última de su especie. La historia, aunque cambiada, llegó a Zophia, y poco a poco todo el mundo empezó a relacionar a los Vawynn con la traición. Por eso, el apellido de Katrielle es una maldición. Lo que hacemos y haremos dejará marcas que durarán para toda la vida. Es injusto, pero es así.

En la última habitación de la derecha, Katrielle no pudo evitar sentir ternura por el joven soldado. Sin quererlo, sintió como el deseo de Galeran por dar la vida por sus compañeros se hacía cada vez más grande. No pudo evitar sentirse conmovida por el hecho de que el muchacho nunca había sentido el calor de una amistad. Se acercó, despacio, y le dio un abrazo. No lo conocía, pero en su interior sabía que Galeran era un buen chico, que había tenido mala suerte de nacer donde había nacido.

— Si te hubiese dejado ahí, con los otros soldados, hubiese sido igual que los que me crucifican por ser quien soy. Hace tiempo alguien me enseñó que, a veces, estamos hechos para algo más de lo que creemos. Permítete creerlo.

Soltó al muchacho y, antes de alejarse, le dio un suave beso en la mejilla. Comenzó a caminar hacia atrás, con las manos enlazadas detrás de su espalda.

— Es la primera vez que te veo sonreír desde que nos encontramos esta mañana. No te conozco mucho, Galeran Jaquinot, pero intentaré que no te borren esa sonrisa. Mañana será otro día, es verdad.

Sin decir más, salió de la habitación y cerró la puerta tras ella. Una sonrisa culpable se dibujó en su rostro. Sabía que no debía encariñarse por demás con ellos, o tarde o temprano le causaría más dolor. Por que, para ella, la historia siempre terminaba igual. Los Vawynn jamás tendrían derecho a ser felices. Mientras pensaba, volvió a la taberna. Le sonrió a los que aún estaban cerca de la mesa de Nerea y, luego de tomar su jarra de hidromiel, que por suerte aún estaba fría, salió de la taberna por la puerta trasera, como le había explicado Nerea, y su detección notó que, al pasar por el marco, estaba lejos de Nueva Zophia. Era entre el atardecer y la noche. Delante de ella no había una ciudad, como se esperaba, sino una playa que daba a un basto mar, alejada del olor putrefacto de Ferroburgo. Se ruborizó, sin entender porqué. Ahí solo había mar, esperando al alma triste de Katrielle. Se bajó de la tarima de madera y caminó, sintiendo como sus pies se hundían en la arena, blanca y fina. Sin importarle como las tranquilas olas le mojaban la ropa, se sentó en la orilla y, mientras volvía a disfrutar de su dulce bebida, contempló el firmamento. Posó su palma sobre la arena húmeda y la apretó. Ahora no estaba sola pero, en ese momento, supo que después de todo lo que había pasado necesitaba un poco de tranquilidad.

Se sobresaltó cuando Azurea se acercó y le habló, sacándolo de su trance. Asintió, con una expresión tímida, quitándose la mano de la marca. Tomó su jugo de peras, pero no bebió. Todavía no lo había tocado. Miró a Azurea unos segundos, y luego volvió a su jugo, para probarlo por primera vez. Inmediatamente pensó en lo delicioso que era, y que nunca había probado algo así en su vida. En el orfanato solo bebían agua.

— Si no hubiese intentado robar en tu panadería, podrías haber seguido con tu vida tranquila, tu y Razvan. Lo siento mucho—se disculpó, apenado, aunque no se le había borrado la sonrisa que el jugo de peras le había generado—. Hace un rato, Katrielle me dijo que la marca que tengo en el cuello pertenece a una antigua familia de magos que no escapó de Zophia cuando llegó Yeris. Fueron los únicos que lucharon hasta el final, permitiendo que los demás pudieran escapar. Me llamo... Anric Steron.

Sin darse cuenta, había levantado la voz lo suficientemente alto como para que las mesas más cercanas lo escucharan y comenzaran a murmurar. Al mirar a su alrededor, vio como muchos de los magos lo estaban observando, y al notar que el muchacho los veía, lo saludaban con la cabeza y ponían su mano en a la altura de su corazón. Ninguno de los dos lo sabía aún, pero aquella era una de las señales de respeto más profundas entre los magos, una costumbre que subsistía hasta el día de hoy.

Al tiempo, finalmente el grupo de dichosos magos había regresado. Yo me había mantenido tranquilo, solo tome apenas un pequeño vaso de hidromiel para calmar un poco los nervios de este lugar y calentar un poco el higado. Cuando presentaron a alguien que parecía ser importante, simplemente asentí a su presencia sin decir nada más, no era necesario en verdad. ¿Para qué presentarme, de todas maneras? Todos saben quien soy. Luego de ello empezaron a socializar, en verdad este grupo de insurgentes se lleva muy bien. ¿Sera que podrán mantener esta alegría y felicidad? Se acercan tiempos oscuros por lo que estamos planeando, pero aun así...


Dejando de lado todo, simplemente me limite a ir a pedir unas jarras de cerveza al igual que con Lazarus Graves. Sus patatas en verdad eran buenísimas, de lo mejor que había probado fuera del Castillo Imperial, donde se manejan los mejores manjares y festines de toda la zona. En verdad es lo único que extraño de todo ese maldito lugar. A diferencia de él, yo pedí una Basilisk jar, una cerveza conocida por ser un tumbador de titanes. La gracia de la cerveza era su fuerte impacto debido a su alto reposo, a pesar de tener un sabor dulce y apariencia normal como otra cerveza, los incautos normalmente quedan ebrios antes de terminarse uno de ellos. Todo era un truco, claro, porque simplemente estaba en exhalar el fuerte olor dulce que este emitía, siendo una clase de "gasificación" del alcohol que era lo que terminaba de embriagar a todo el mundo, así que al momento de exhalar al beber, alguien podría tomar 2 o 3 como máximo para llegar a estar ebrio. Quería disfrutar mi bebida favorita ahora que puedo. Me senté cerca de Graves y su hermana, observando de reojo con una leve sonrisa como ella empezaba a probar la hidromiel mientras daba tragos pequeños y fuertes exhalaciones al terminar, con completa satisfacción. Su demostración de magia fue sorprendente, era algo enserio fascinante.

Aunque al parecer, le afecto. Una vez vi que empezó a embriagarse, dedique mi vista simplemente a disfrutar el ambiente, cuando inesperadamente, Lazarus me hablo tranquilamente. Su comentario me saco una sonrisa irónica la verdad, procediendo a dar otro trago y exhalando para contestarle, mirándolo de reojo ahora a él. — Que honor que el dueño de patatas Graves conozca mi nombre, en verdad. Son las mejores que he probado en toda mi vida, dejame decirte. — Y luego de eso, una sonrisa más picara surco mi rostro. — Graciosamente, te imaginaba más pequeño y corriente, no pensé que fueses un mago mucho menos. Es irónico, ¿No crees? — Le pregunte, cruzándome de brazos. — Buena elección de cerveza, tienes buen gusto, Lazarus. Y sobre los rumores, quien sabe. En un combate, a pesar de que negar que la altura y el físico seria estúpido, hay muchos factores sorpresas, ¿No lo crees? No eres ni el primero ni el ultimo en decirme eso, ¡Jajaja! Tener fama no es tan genial como crees, es un fastidio. — Y aunque decía esto, no era raro que mas de alguna vez algún soldado Imperial o la misma Guardia Real del Imperio me haya querido ver la cara de imbécil y subestimarme para después regresar a las barracas con varias costillas rotas, brazos y la moral caída. — ¿Llevas mucho tiempo siendo mago? Ha de ser fascinante tener esos poderes, en verdad.

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Lyn escuchó atentamente las palabras de Nerea. Aunque no parecía mayor que su hermano, sabía muchísimo. Cuando le contó que su madre se llamaba Lyndis, la chica no pudo evitar sorprenderse, elevando su postura, lo cual hizo que una de las mechas de su cabello rubio, la cual parecía suspendida en el aire, rebotara levemente. Pero la sonrisa que le causó fue pronto transformada en una mueca hacia abajo de tristeza mientras Nerea le contaba sobre su madre.

Lyn era muy, muy apegada a su familia. Los amaba a todos por igual, con un cariño que pocas personas le muestran a sus queridos. Imaginar perder a su madre siendo tan solo una pequeña hizo que Lyn mirara hacia abajo a su jarra de hidromiel transformada, con una especie de congoja y nostalgia que no había sentido antes… Ahora que ella y Lazarus eran magos, tal vez no podrían volver a casa… Su mamá estaría bien? Realmente lo esperaba… Nunca antes había tenido miedo de perderla, o su pequeña vida, hasta ese momento.. Y este sentimiento hizo que de sus labios saliera un murmullo mientras Nerea bebía su propia jarra.

”Tal vez.. La razón de que el padre de Nerea-sio no la ha dejado salir es porque tiene miedo de perderla, como a su madre.. ¿no?” Lyn dijo, mirándola con una sonrisa algo melancólica por la tranquila vida que, sin duda, no volvería a ver hasta que todo esto terminara.

Sin embargo, las palabras siguientes de Nerea, hablando sobre Vakeria, causaron que sus ojos comenzaran a brillar de nuevo. Se lo imaginaba perfectamente, magos y criaturas fantásticas en todos lados, con batallas mágicas y todo tipo de visiones increíbles, salidas de los cuentos que su madre le contaba cuando era niña. Su boca se abrió levemente en la emoción de lo que hablaba, y cuando Nerea acercó su cara a la de Lyn, no pudo evitar sonrojarse mientras sus ojos brillaban. Levantó un puño al cielo y proclamó.

”¡Vamos a encontrar a ese tal heredero a como de lugar, y vamos a devolverle Zophia a los magos!”

Sonriendo mientras Nerea-sio volvía atrás, Lyn escuchó la historia sobre la familia de Púrpura-sio mientras comía sus bolitas de caramelo, y bebía su hidromiel. Mientras más de esta bebía, más le costaba mantener los ojos abiertos, pero no podía evitar sentirse mal por púrpura-sio… Realmente había tenido mala suerte. No podía imaginar perder a toda su familia, y además ser rechazada por las únicas personas que podrían ayudarla en el mundo. Se inclinó hacia adelante, su cabeza algo más pesada. Sus brazos se entrecruzaron sobre el mesón y apoyó su mentón sobre estos, escuchando el final de la historia de Nerea, y murmurando mientras cerraba sus párpados.

”Púrpura-sio.. no se merece eso…no hizo nada malo... nosotros vamos a cuidarla.. y ser su familia...”

Dicho esto, Lyn ya estaba dormida.

[...]

Lazarus rió ante el cumplido a su profesión, agitando la cabeza ante el cumplido mientras tomaba largos tragos de su propia jarra.

”No soy el dueño, desafortunadamente, ese sería mi tío.. Pero un honor realmente qué realeza como tú conozca nuestra humilde empresa. Supongo que los impuestos que pagamos no se malgastan ¿eh?” Rió el hombre, limpiándose con la manga de su chaqueta la espuma del bigote.

Ante el comentario sobre su propia imagen, contestó de manera honesta, pero con una sonrisa de buena naturaleza. ”Bueno, la altura viene de mi padre.” Rió, ”Pero la magia es algo que ha corrido en mi familia por un largo tiempo, parece. Mi abuelo era un maestro, parece… Pero siempre ha ido ligada a el arte marcial que practicamos.” Le sonrió Lazarus, con ojos que analizaban su musculatura. Para lo joven que era, estaba bien desarrollada. Tenía más tonificación que el mismo a su edad, Se preguntaba en que se basaría su estilo de pelea. Pero el comentario sobre su elección de bebida lo llevó por sorpresa.

”Vaya, ¿tan joven y tan bebedor?” rió Lazarus, asintiendo con la cabeza. El cuerpo rojo de su cerveza moviéndose levemente mientras Lazarus giraba su jarra, y luego daba otro trago. ”Tengo la fortuna de vivir cerca de varias plantaciones de cebada… Así que los toneles son bastante baratos por el campo. Longshire tiene su buena liga de bebedores.” Le apuntó a la jarra de Azghal. ”De hecho, le vendemos a Basilisk también. ¿Sabes cómo logran ese nivel de alcohol?” Lazarus extrajo un pequeño frasco de su bolsillo, el cual contenía un tipo de raíz seca que se retorcía sobre sí misma. ”Usan esta raíz durante el proceso de fermentación, uno de nuestros mejores subproductos.” Dicho esto, lo volvió a poner dentro de su bolsillo.
Mientras Azghal le hablaba sobre los rumores con respecto a si mismo, Lazarus tomaba más de su cerveza, asintiendo. No respondió hasta la última pregunta, tras la cual puso su jarra abajo y comenzó a hablar.

”Asi es… tu técnica debe ser bastante impresionante para evadir a los guardias de tu padre por tanto tiempo. Me gustaría tener un duelo contigo pronto, como artista marcial.” Asintió, poniéndose algo más serio para contestar lo siguiente. ”Siendo mago… Diez años, ya van. Y.. No se si lo llamaría fascinante. Hay mucha teoría entre medio, muchísima práctica… Pero es muy útil. Con suficiente entendimiento, puedes lograr lo que quieras con ella. Sin embargo… Con el imperio detrás de la cola, ser un mago implica vivir en miedo constante. Francamente tuve la suerte de nacer en los lindes de Zophia, así que rara vez vemos guardias… Pero ahora que Lyn es maga... ”  Lazarus dijo, mirando a su hermanita mientras hablaba con Nerea. ”... Tengo una razón para luchar contra el imperio, y hacer la magia una práctica libre.”

Dicho esto, fue a tomar otro sorbo… Pero se dio cuenta de que su jarra estaba vacía. ”... Vaya, dame un segundo, “Alteza”, debo ir por un relleno.”

[...]

Lazarus se aproximó a la barra con su jarra, pidiéndole al tendero que le diera una recarga… Y es aquí donde encuentra a la joven elfa, mirando tristemente su jarra de hidromiel. Era interesante.. Su resonancia vibraba de la misma manera que la suya, pero no como Lyn, Galeran o Azghal. De hecho.. Más que recordarle a sí mismo, la frecuencia de la chica le recordaba a su tío Gilbert. Escuchando levemente su murmullo, pero no lo suficiente como para dilucidar su significado, Lazarus al menos creyó que podría ayudar a la joven a sentirse algo más acompañada en esta empresa. Alcanzó el frasco que le había mostrado a Azghal de su bolsillo, sacando una pequeña cantidad de la raiz, y partiendola por la mitad, antes de soltarla dentro de la jarra de Saphielle. Desde la raiz, un monton de burbujas comenzaron a salir, completamente cubriendo la bebida de estas.

”Bebe, es borborraíz.” Le sonrió gentilmente Lazarus. ”Cuando la combinas con agua, la hace más burbujeante que la cerveza o el vino espumante.”

Cuando Saphielle tomara de su jarra, esta tendría una contextura gaseosa que no habría sentido antes, y que de no estar preparada, la haría dar un eructo. Afortunadamente, la raíz no aumentaría el contenido alcohólico de su bebida, sino que solo le daría esa textura burbujeante. Una vez que Saphielle lo probara, Lazarus trataría de entablar conversación.

”Vi que estabas con nosotros y el mediano durante la asamblea. Seremos compañeros en esta aventura, así que.. ¿Por qué no me dices que te preocupa?” Le preguntó, tomando el asiento junto al de ella mientras esperaba su cerveza.

Lazarus sonrió calmadamente ante la reacción de la elfa a la borborraíz. Al menos había logrado traerle una pequeña sonrisa. Cuando la chica comenzó a hablar, el escuchó. No era de muchas palabras, después de todo… Pero había aprendido que una de las cosas más importantes que una persona podía hacer por otra era escuchar lo que tenían que decir.

Mientras la chica le contaba sobre sus preocupaciones, Lazarus asentía de tanto en tanto. El barista regresó con su cerveza, y el la recibió, tragando algo del picor refrescante de Salamander mientras la escuchaba, pero bastante más lento de lo que había estado tomando con Azghal y su hermana. La miró de reojo.. La pobre no había logrado resistir el alcohol, debería llevarla a la habitación pronto. Su atención no se desvió de lo que hablaba Saphielle. La chica mostraba un nivel de madurez impresionante para su joven apariencia… Pero aun así, no era como si eso importara mucho con los elfos. Para todo lo que sabía Lazarus, podía tener 300 años de edad.

Cuando la chica terminó de hablar, disculpándose por su alargado discurso, Lazarus simplemente agitó levemente la cabeza, sus codos sobre la barra, y sus dedos jugueteando con un pequeño objeto que siempre utilizaba cuando escuchaba a alguien de esta manera: Una pequeña piedra redonda, color café claro. Su mirada estaba fija sobre su jarra escarlata, y parecía por un momento que no respondería. Sin embargo, [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], y comenzó a hablar.

”... Desde que soy pequeño, mi madre ha estado bastante enferma.” Comenzó Lazarus, mirando de reojo a Lyn para asegurarse que seguía dormida. La chica estaba acurrucada sobre sus brazos en la mesa, babeando y balbuceando. Lazarus sonrío levemente antes de seguir. ”Cada año que pasa, me pregunto si será su último. Pero la amo mucho, a ella y a mi hermana… E incluso si se que ella no vivirá mucho, y que tendré que vivir cargando con su recuerdo...” La mano que sostenía la piedra se acercó a su pecho, apretando fuertemente. Su cara se tensó en una leve mueca de dolor. ”... No me previene de estar a su lado tanto tiempo como pueda. Y no me previene de hacer recuerdos con ella.”

Lazarus bajó su mano de su pecho, relajando su expresión un poco, y tomando un sorbo de su propia jarra. Sus dedos comenzaron una vez más a jugar con la piedrita. Su rostro se tornó hacia Saphielle, mirándola fijamente a los ojos con los suyos propios, que mostraban una seriedad relajada.

”No me pareces una persona altanera para nada. Pero aunque tengas razón en tu razonamiento… Es algo ingenuo. Somos magos, elfa, somos cacería para el imperio… Y cualquier día podría ser nuestro último, ya sea dentro o fuera del campo de batalla. No solo vamos a una guerra, vivimos dentro de esta… Y tanto yo, tú, o cualquiera de nosotros podría morir mañana mismo, tanto como en 100 años más. Así que no me parece raro querer hacer amigos con las personas que probablemente estarán sosteniendote cuando des tu último aliento.” Dicho esto, su mirada se desvió hacia abajo una vez más, mirando fijamente a su piedra. ”... Después de todo, ya no podemos volver a nuestras familias. Nosotros seremos una familia ahora… Sin importar nuestra raza.” Sonrió Lazarus con un poco de gracia, mirando una vez más a Lyn. ”Al menos, eso es lo que diría mi hermanita.”

La mano de lazarus se colocó junto a la jarra de Saphielle, y ahí dejó la pequeña piedra con la que había estado jugueteando. No tenía mucho de especial, salvo su forma redonda.

”Al menos, te dejo un regalo de buena fé. Mi tío me dió esta piedra cuando comencé a aprender magia. La he llevado conmigo desde entonces… Creo que tienes una magia parecida a la mia, asi que avisame cuando logres mantenerla flotando por un minuto completo, y te guiaré por donde seguir.” Dicho esto, Lazarus se levantó de la barra, llevando su jarra consigo y metiendo su mano libre en su bolsillo. ”Ah, y si cualquier cosa que te dije resonó contigo… Únetenos en la mesa, y me podrás decir tu nombre formalmente… Elfa~” Lazarus bromeó, levantando levemente su jarra en un pequeño brindis mientras la traía hacia sus labios, haciendo un trago a medida que se aproximaba a la mesa en la que estaba ahora Galeran.

Lyn descansaba tranquila, asi que Lazarus decidió silenciosamente que la llevaría a la habitación después de esta jarra. Le asintió con la cabeza a Nerea, agradeciendole por cuidarla, y se sentó junto a ella, junto a Azghal y mirando frente a frente a Galeran, quien estaba sentado al lado de Nerea.

”Disculpa la demora, conversé con una elfa muy interesante.” Explicó con una pequeña sonrisa a Azghal, desviando su mirada a Galeran. ”Veo que tus lentes están funcionando bien.” Le sonrió, asintiendo como saludo. ”Se te ve bien esa ropa, ya no te vez como imperial.” Dijo, haciendo un gesto hacia Azghal. ”Desafortuandamente, a “Su Majestad” no se le quita la cara de imperial con nada, ¿no?” Dijo, riendo con su broma mientras se relajaba un poco… Si, definitivamente podía lidiar con ser el hermano mayor de estos críos. Pero su motivación para embarcarse en la guerra estaba clara… Lazarus quería hacer un país mejor para su familia, donde todos pudieran vivir libres… Incluso su padre.

Estar bebiendo algo en Ferroburgo le traía una mezcla de recuerdos contradictorios: por un lado las noches de juergas, las reuniones madrugadoras, el calor fraternal de compañeros que eran ya mas hermanos que los suyo de sangre, y por el otro, los gritos, los llantos, los insultos y los objetos arrojados con malicia en la noche donde se entera que desapareció su maestro. Desde ese día ya nada fue igual, ni siquiera el hecho de hacer magia se sentía de la misma manera porque hasta la mínima maniobra era herencia del magnifico Harashi. Un mago muy particular, incluso para los estándares de lo qué es ser un mago, Harashi mantenía un secretismo que después Edulbo también usaría para construir su identidad. Oculto bajo una mascara de plomo y una gigantesca armadura de placas, llegaba casi a los 2,35 metro cuando en realidad sin la gigantesca protección medía unos 1,76 metros. Lograba llevar la armadura gracias a sus dotes arcanos, que eran semejantes a las de Kat por tener al mismo maestro, pero a su vez demostraba sus hechizos una inconfundible impronta de Azir. De hecho, dentro de su armadura llevaba la arena de su tierra, su arma principal y la única conexión que mantenía con la madre patria. Aún no entendía como un mago como Harashi pudo haber desaparecido de esa manera, en medio del Distrito Industrial, él y los otros tres hechiceros que lo acompañaban desaparecidos de la noche a la mañana. Ni un rastro dejaron, ni siquiera un eco de sus almas.
Sin que el propio mediano lo note y en medio de la muestra de respeto que hizo toda la taberna al descubrir que tenían un Steron entre sus filas, Edulbo comenzó a soñar despierto. Se imaginaba, si Harashi estuviese con ellos, cómo reaccionaría con todo lo que esta pasando: qué afiladas palabras le dedicaría al principe fugitivo y a los taimados Siete; cómo aprovecharía el viaje a Vakeria para hacer una escapada a Azir y mostrarle por fin los gigantescos palacios de piedra y marmol que ostentan los sultanes, la fina artesanía local y las necrosis de civilizaciones que anteceden por miles de años a la contemporánea Azir; como lo ayudaría en la laboriosa tarea de convertir a los nuevos reclutas en magos competentes y, si la existencia de la piedra es cierta como dice sus fuentes, cómo verían juntos el nacimiento de una nueva Zophia, una Zophia independiente y con una historia rescatada de la amnesia obligada yerita. Casi al limite de la disociación, el bartender le sacudió los hombres. El mediano miró a su alrededor, de vuelta con los pies en la tierra. Alrededor suya, cerca de un radio de tres metros se encontraba cubierto por una ilusoria arena dorada, producto de su propio sueño lucido. La arena tomaba la forma de varios "algos" y de "alguienes" cada segundo, mostrando un esbozo de lo que soñaba Edulbo ya que respondía indirectamente a sus pensamientos. Un ojo atento podría identificar la silueta del desaparecido Harashi, los características obeliscos de Azir, a los Siete, entre otras figuras. Desvaneció la arena en seguida, liquidó de un trago el licor que estaba bebiendo y fue directo a buscar a Kat. Se apoyó en las habilidades exploratorias de su plumifero amigo para encontrarla más rápido
"Arena, una vez más" Pensó en sus adentros a ver la solitaria playa y a su amiga en la orilla de la misma. Edulbo se descalzó y se sentó a su lado, con una distancia prudente por si estaba enojada con él. De muy adentro le salió el acto de robarle un par de tragos a esa jarra de hidromiel atrayendo burbujas de la bebida fermentada a su boca. Fijando su mirada en el ya anochecido horizonte y separando con su magia la arena del agua, decidió hablar, no sin antes desaparecer el antifaz que cubre su rostro. Quería mostrar sus expresiones, que esto iba en serio.  

Edulbo: Kat... sé que hoy no he sido muy justo contigo. Se podría decir que... traicioné tu confianza , actué muy imprudente con Azghla y con el desertor y no medí las terribles consecuencias que podría haber tenido mis actos. Cambien he sido muy impulsivo al atacarte diciéndote intento de maestra. Eres mucho mas que eso, Kat. Eres la arquitecta de todo lo que esta pasando ahora. Uniste los puntos necesarios para quizas llegar a encontrar al heredero y sobre hiciste que la gran Nerea de Lillibeth este a nuestro favor jajaja.-Giró su cabeza, mirándole a los ojos a Katrielle- Por esto mismo, pido, desde lo mas profundo de mi corazón, que me perdones. Contendré mis impulsos lo mas que pueda, te lo juró. Sin embargo - La mascara de sombras reaparece en su rostro- Azhgal Loyset y Galeran Jacquinot no son ni seran nunca mis amigos ni mucho menos mis compañeros. Serán TUS aliados y les daré respeto que se merecen como tal. Si la vida de ellos dos dependiese de mi, no los salvare. Por eso, cuidalos bien o enseñales a que se defiendan. No seré hostil si ellos no lo son conmigo. ¿Comprendido? Y ya sé que me vas a decir que soy un purista, que viste en su interior que tienen buen corazón, que las personas cambian, que esto no es tan distinto al odio contra tu familia.. ya sé, ya sé. Entiendo tus argumentos pero no hay discusión alguna. Es así y sera así. Si te molesta demasiado mi posición y quieres que cambien, quizas yo no tenga que ir a Vakeria con ellos..

Como si estuviese moldeando arcilla, Edulbo tomó toda la arena seca de la playa que logró filtrar y la compactó, dandole una forma especifica con la telequinesis. Tanta arena seca termino tomando la forma de doce estaquillas de arenisca que representaba a cada uno del grupo, incluyendo a la reciente incorporación de Nerea en una majestuosa pose guerrera.  

Raz se mantenía callado y mirando un poco a la nada. No es que este pensativo ni que se haya inhibido de la nada. El tema es que el joven galileo ya estaba borracho. Hace tiempo que no bebía un vino blanco tan bueno y la euforia de libertad hizo que tuviera mas sed de lo normal. Se tambaleaba en su propio asiento, cada tanto se apoyaba en Azurea para no perder el equilibrio y le balbuceaba unas bochornosas palabras de cariño que ni loco se atrevería a pronunciar con la valentía que le otorgaba el vil alcohol. Realmente pasaba desapercibido porque cada uno estaba ocupado con sus conversaciones y parecía que a mayor alcohol, mas silencioso y abstraido se volvía el galileo. No obstante, cuando en la taberna reaccionaron por el apellido Steron de Anric, algo se encendió en el interior de Razvan. Con una agilidad casi inhumana, que quizas demostraba estar poseido por el demonio del vino, se subió a la mesa (en un segundo intento, en el primero casi se da la cabeza contra la mesa) y con una botella de vino blanco en la mano que estaba degustando y quien nadie sabe como lo consiguió. Gritando a todo pulmón y dirigiendose a Anric, dijó  

Raz: Pendejo... por tu culpa casi me matan, tuve que abandonar mi familia y me arruinaste mi desayuno con scones. No sé que mierda es un Esterion, un Strerion, unnnn ¿Steron?...como se llame tu familia, pero gracias a que me pegasttte con un raaayo me pude reecontrar con la hermosa Zuri y saber que...que SOY UN PUTO MAGO. PIDO UN BRINDIS POR LA FAMILIA DEL CHICO RELAMPAGO Y OTRO PORQUE ESTAMOS VIVOS Y NOS TENEMOS A NOSOTROS. YERIS Y LA INQUISICIÓN ME PUEDE COMER LOS HUEVOS Y EL CULO!!!

Como ultimo canto del cisne, levantó la botella al aire y le dio un buen trago, mas bien se volcó con la mitad de la botella. En su intento de bajar de la mesa de un salto, se tropezó con una de las jarras de la misma y fue directo al piso. La vitalidad vinicola ya se esfumó de su cuerpo. Algo curioso es que no llego a lastimarse... demasiado. Sea por el instinto o como ultimo regalo del dios vino, su magia innata protegió parte de su cabeza y brazos cubriéndolo con una delgada coraza de un material igual a la que esta hecho la de los percebes. Esta "piel-concha" no la mantiene por mucho tiempo, desaparece después de absorbe parte del golpe. Esto

[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] Pero ya te darás cuenta que, en este mundo injusto, nadie tiene lo que se merece—susurró Nerea, haciéndole una pequeña caricia en el cabello a la muchachita, que ya se encontraba en un profundo sueño.

Cerró los ojos, meditando sobre lo que había dicho Lyndis. Recordó como su madre, cuando era pequeña, la llamaba "mi pequeña golondrina". Una golondrina no podía vivir enjaulada, pensó. Abrió los ojos y miró a su compañera. La tranquilidad que le inspiraba verla tan relajada era incluso palpable. No pudo evitar que su mente se llenara de recuerdos de su niñez, cuando aún su madre, en esa misma taberna, embelesaba a cuanto mago escuchara su canto. A su pesar, le era imposible recordar la voz o el rostro de su madre. Una voz que no había escuchado hasta el momento interrumpió sus pensamientos, haciendo que la sonrisa que se había formado en sus labios se esfumara poco a poco. Miró al muchacho de pelo anaranjado que se había acercado a su mesa.

— Solo Nerea—lo corrigió, con vos suave, mientras se enderezaba para estrechar su mano—, Nerea es suficiente. Sientate, Galeran, y disfruta de una bebida, mi familia invita.

Volvió a recostarse en su silla, incapaz de volver a pensar en su pasado. Al llegar Lazarus, respondió su saludo de igual forma, asintiendo con la cabeza. Rápidamente entendió que se trataba de una señal de agradecimiento. Suspiró y se sentó como se suponía que debía usarse una silla, dejando la jarra en la mesa. Ignoró el hecho de que Lazarus intentaba entablar una conversación con Azhgal y Galeran y se dirigió al campesino.

— Lyndis será una gran hechicera. Solo espero que su corazón pueda aguantar todo el sufrimiento que caerá sobre nuestra gente. Pero realmente quien me preocupa no es ella. Lyndis aún está entera por dentro, pero el corazón de Katrielle está destrozado.

Volvió a tomar su bebida y le dio un buen trago, terminando su segunda jarra. En unos segundos una de las camareras ya había dejado una ronda del hidromiel favorito de Nerea en la mesa. A pesar de poder hablar con normalidad, sentía como su vista se comenzaba a nublar ligeramente.

— No se que tanto conozcan a esa muchacha, pero creo que ella los necesita más de lo que ustedes a ella. Aunque, por lo que entiendo, no la conocen mucho. Es ingenuo de mi parte pensar que ya son amigos, incluso no se si confían en ella. Aunque debo admitir que lo que logró en tan poco tiempo es admirable.

El muchachito, que empezaba a entender la magnitud de su apellido al ver la reacción de los magos que lo rodeaban, no podía comprender porque Azurea prefería esa vida a la que llevaba tranquila en su panadería, pero las palabras de la muchacha lo dejaron pensando. Iba a responder, pero los gritos de Razvan lo sorprendieron. Al principio se asustó, pero al continuar su discurso, al final terminó por reír. Solo estaba borracho... y todavía no podía entender que tenía de divertido estar borracho.

— Si. Tienes razón, tenemos la oportunidad de mejorar el mundo—dijo, asintiendo lentamente—. Usare estos poderes—se miró las manos— para poder mejorar el mundo. Y te protegeré, es lo menos que puedo hacer.

A pesar de no conocer del todo sus poderes, Anric sabía que estaba avanzado en relación a algunos de sus compañeros en lo que a la magia se refería. Si quería podía replicar lo que había hecho, y en su interior, aunque le diera miedo, quería hacerlo una vez más.

Estaba tan sumida en sus propios pensamientos que no pudo evitar sobresaltarse al escuchar la voz de Edulbo. En una situación normal, habría notado su presencia al cruzar la puerta de la playa, pero la tranquilidad que el cielo estrellado generaba en su interior la había dejado casi hipnotizada. No supo cuanto tiempo estuvo ahí, con la mirada fija en las estrellas, cada tanto ojeando el mar que se mezclaba con el comienzo del firmamento. Las palabras de Edulbo la sacaron de su trance, incapaz de volver a conectarse con el. Escucho a su amigo, sin mirarlo, ni siquiera cuando el la miró a los ojos. Sentía las palabras de Edulbo sinceras, por lo que, en silencio, aceptó sus disculpas. El mediano lo había entendido, de lo contrario sabía que la pelirroja hubiese dicho algo al respecto. Cuando terminó de hablar, notó la lágrimas que caían por las mejillas de Katrielle. Nunca la había visto llorar. La muchacha contestó, con la voz un poco quebrada, aunque no se detuvo a limpiarse el rostro.

— ¿Alguna vez sentiste que, a pesar de estar rodeado de personas, estás más solo que nunca? Ya no veo los colores, hace mucho tiempo que todo lo que veo a mi alrededor es blanco, negro, a veces gris. No me siento sola... llamarlo así sería simplificarlo. Me siento... vacía.

A Edulbo no le sorprendió la respuesta de Katrielle, en ocasiones solía no dar dispuestas concretas, como si pensara en voz alta, pero compartiendo ese pensamiento con los demás. La muchacha levantó la cabeza hacia el cielo, con la mirada perdida.

— Quizás... sea hora de llenarme un poco—se dejó caer sobre la arena, de espaldas, mientras sentía como el agua helada del mar le recorría el cuerpo. Su voz ya sonaba normal—. Pero no se como hacerlo. ¡Mira!—se sorprendió—Las estrellas tienen mucho para decir hoy.

Katrielle ignoraba si su amigo podía entender el lenguaje de los astros como ella, pero no le importó mucho.

— Gracias por confiar en mi, Edulbo—dijo, cerrando los ojos, cayendo en un profundo sueño en cuestión de segundos. El duro día de Katrielle por fin había terminado.

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La chica se encontraba ruborizada y bastante avergonzada por las palabras de afecto que le profesaba Razvan, quien claramente estaba borracho, y Azurea no podía evitar preguntarse si siquiera recordaría todo esto al día siguiente... ella claramente no lo olvidaría, y pensar en ello aceleraba un poco su corazón.
Cuando Razvan se para sobre la mesa y comienza su discurso, se sobresalta un poco pero no puede evitar reír ante las palabras de valentía del chico, el buen humor de el es contagioso... aunque al verlo caer se preocupa, y se levanta de un salto de la silla a ir a ayudarlo.
Con una sonrisa algo preocupada, la chica le tiende la mano a Raz, para ayudarlo a levantarse

- Raz, ¿Estás bien? Ven, dame la mano, te ayudaré a levantarte... y tal vez deberíamos quitarte la botella de alcohol por un rato-

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Una sonrisa se posa en los labios de Galeran al escuchar las palabras de Nerea y Lazarus, definitivamente se siente cómodo en compañía de ellos... en realidad, comienza a sentirse cómodo con todo el grupo, bueno, menos con el mediano, pero quiere creer que podrá al menos ganarse su aprecio en el futuro.
Aún sonriendo, el chico pone una mano en el mango de sus anteojos, ajustándolos un poco, y asiente

- Así es, funcionan perfectamente, gracias por eso Lazarus... y por tus palabras también, no he tenido tiempo de decirlo antes de la asamblea, pero me han ayudado bastante.
Y con respecto a la pregunta que me hiciste antes... no he usado mi magia de forma consciente, pero creo que hago algo como ralentizar el tiempo a mi alrededor cuando peleo a veces, o tal vez soy yo el que se mueve muy rápido... no lo tengo claro, supongo que será algo que descubriré con el tiempo. Y la verdad sea dicha, me siento más cómodo en estas ropas que toda mi vida usando el uniforme... supongo que es la libertad de saber que ya no tengo una apariencia que mantener.
Y de paso...gracias a ti también por tu ofrecimiento, Nerea... supongo que me levantaré a buscar algo para beber en un rato, por ahora solo quiero sentarme y disfrutar de la que es probablemente la primera noche tranquila en mi vida-


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La chica toma la roca en su mano y la contempla por un instante largo, desde todos los ángulos posibles... es una piedra normal, pero de algún modo se siente muy especial.
Lanza una mirada furtiva a la mesa donde están Lazarus, Lyndis, Nerea, Azghal y Galeran... parece que se divierten, parece que se llevan bien pese a sus diferencias... y aunque la chica sabe que tiene mucho en qué pensar aún, también es consciente de que Lazarus tiene razón: No es raro querer compartir con quienes a partir de ahora son su familia... ya le entregó a esa gente su hogar, y su herencia, les entregó de algún modo todo lo material que tenía; ahora era cuestión de entregarles su corazón.
Colocando la piedra en su bolsillo, pues está determinada a practicar más adelante, cuando esté en su habitación, toma la jarra de hidromiel con su mano y decide sentarse en la mesa con los demás, con una sonrisa, como si sus cavilaciones anteriores nunca hubiesen ocurrido.

- Bueno Lazarus, gracias por invitarme a unirme... y perdona por no presentarme antes, supongo que se me ha olvidado- Una risa leve sale de sus labios, mientras mueve su trenza hacia atrás - Soy Saphielle Venberos, y es un placer estar en un grupo con todos ustedes... creo que la premonición que me llevó a ayudar a Azurea y Anric es muy probablemente la mejor que he tenido-

Mientras Lazarus oía la manera en que Galeran le explicaba lo que el creía era su magia, su cabeza asentía, y sus manos se aproximaban a las bolitas de caramelo, poniendo una en su boca y masticándola mientras escuchaba a Galeran. Sus ojos se relajaron un poco mientras lo escuchaba, ya menos activo con la bebida de lo que estaba antes, y simplemente relajándose mientras oía al chico.

”Tal vez no sea tu magia específica… Pero eso es algo que sucede cuando concentras tu mana. A Lyn y a mi nos enseñó nuestro tío… Antes de decirnos que el arte marcial de la familia es mágica, nos enseñaba a concentrarnos en nuestros alrededores. Lo llamaba “Uno con Todo”... Y es similar a lo que describes. Lo descubriremos eventualmente, así que no te preocupes… Pero realmente estoy feliz por ti. Tal vez la vida de un soldado no es para ti, ¿eh?” Lazarus cogió otra bolita de caramelo y la colocó en su boca, mascando la chiclosa sustancia mientras comentaba por lo bajo. ”Dicho eso, lamento que te hayamos metido en una guerra...”

Lazarus se disponía a continuar, pero a media bolita de caramelo, escuchó la voz de Nerea dirigiéndose a el, causando que se atragantara con la botana; tosiendo y golpeándose el pecho para sacarla mientras escuchaba lo que le decía. Realmente estaba algo chocado, después de todo, no creía ser lo suficientemente importante como para que una maga de su calibre le dirigiera la palabra. Sin embargo, sus palabras penetraron la coraza de Lazarus, ya fuese por las jarras que se llevaba encima, o por la temática de lo que conversaban, la cual se encontraba realmente cercana a su corazón.

[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] mirando a Lyndis, corriendo un cabello de su cara mientras dormía acurrucada sobre la mesa. Se sacó su propia chaqueta, poniéndola encima de la chica para que no se resfriara antes de responder.

”Una gran hechicera, ¿eh..? No lo dudo. Esta pequeña terca es capaz de ir a cualquier distancia con tal de lograr lo que se propone… ”  Lazarus subió la mirada, seria pero calmada, a los ojos de Nerea. ”Nunca quise que estuviera en esto. Ya ser un mago es una condena a muerte… ¿Pero ir a la guerra con el imperio? Ni yo mismo me hubiera metido en esto… Y sin embargo, estoy relajado.” Antes de proseguir, tomó un largo sorbo de su jarra, la cual ya estaba por la mitad en este punto.

”... Lyn tenía que crecer en algún punto. Es una chica demasiado dulce… Y a menos que le muestren expresamente maldad, le cuesta dilucidarla. Sin embargo… Para ambas, ella y Katrielle, estaré...” Lazarus dio una pequeña vista a la mesa, sin cambiar su expresión. ”...mos aquí para protegerlas. Después de todo, esa es mi responsabilidad como hermano mayor.” Lazarus bajó la mirada a su jarra, girando el líquido rojizo dentro de esta un poco antes de continuar. ”... Sabes, Nerea de Lillibeth, Katrielle me recuerda bastante a una historia que encontré en los viejos libros de mi padre.”

La mirada de Lazarus se perdió mientras recordaba caminar a través de las largas naves de la mansión escondida, entrando de biblioteca en biblioteca, y agarrando libro tras libro, hasta llegar a uno distinto, que no era un manual de magia o un libro de historia; sinó una leyenda.

”... Hace muchísimo tiempo, nuestras tierras se encontraban sumidas en caos. Mucho antes del imperio, con reyes pequeños que luchaban entre sí, blandiendo magia indiscriminadamente. En estos tiempos, en que ningún lugar era seguro, surgió una persona. Un tipo que parecía estar bendecido por el mana. Este tipo seleccionó, de uno en uno, a nueve discípulos de distintos caminos de la vida, personas con quien él ni ellos mismos habían nunca tenido una relación… Pero por alguna razón, se veían impulsados a seguirlo.

Viajaron a través de las tierras en guerra, y a través de su magia y sus palabras, ganaron la lealtad de los reyes de la época.. Y de sus súbditos también. Sin embargo, un tirano se opuso a ellos… Y los obligó a ir a una última guerra contra el. No llevaron a un ejército, solo viajaron los 10 a las tierras de este rey y luego de arduas batallas… Lo derrotaron. Luego de esto, el héroe original repartió las tierras entre sus 9 discípulos diciéndoles que las cuidaran como si de sus propios hijos se tratara, y partió. Nadie sabe donde fué después de eso… Pero según el libro, la familia de mi padre provenía de uno de estos discípulos.”

Lazarus miró nuevamente a Nerea, con una sonrisa algo más relajada en su cara. ”No se si sea verdad, ni mucho menos… Pero no puedo evitar que Katrielle me recuerde a ese héroe. Mi lealtad no se encuentra con los magos, Nerea de Lillibeth.. Se encuentra con ella. Y mi lanza...” Dijo Lazarus, mientras abría la palma de su mano hacia arriba encia de la mesa, creando sin esfuerzo dos alabardas miniatura flotando encima de esta. Una de ellas manifestada del polvo y tierra en sus manos y el aire, y la otra, una elaborada y sólida lanza de luz. Las dos se encontraban entrecruzadas, y giraban lentamente flotando encima de su mano. ”... Es para protegerla a ella y a nuestros compañeros.” Dicho esto, cerró la palma de su mano, desvaneciéndolas inmediatamente.

Una vez que Saphielle llegara a la mesa, Lazarus la recibió con una sonrisa, haciendose a un lado para darle más espacio y extendiendo su mano hacia ella. ”Bueno Saphielle Venebros, es un placer conocerte al fin.” Rió Lazarus, asintiendo con la cabeza. ”¡Y que tus premoniciones nos guíen a la victoria en esta odisea!” Lazarus dijo, levantando la jarra hacia la mitad de la mesa para un brindis con el resto de sus compañeros, mirando una vez más a Nerea y Galeran con una sonrisa para invitarlos a participar de este.

Y como si se tratara de una coincidencia, el sonido del brindis se sincronizó perfectamente con la caída de Razvan, la cual sacudió el suelo lo suficiente como para que Lyndis se despertara de sobresalto.

”¡Bweh!” exclamó Lyn, aún medio dormida y tambaleándose de lado a lado y poniendo sus manos arriba en una pose defensiva antes de mirar a su alrededor a los integrantes de la mesa. ”... Lazo-suiiiiii, ¡¡no me asustes asi!!” Dijo la chica bajando su guardia una vez más. Definitivamente se encontraba adormilada todavía. Lazarus rió y la levantó, poniéndola en su espalda para llevarla a cuestas a su habitación. La chica simplemente se acurrucó contra la espalda y el cabello de Lazarus.

”Bueno, el deber me llama chicos… Nerea, Azghal. Me gustaría hablar un tema con ustedes después en su habitación si es posible.” Lazarus dijo con seriedad, y tornándose a Nerea una vez más. ”¿Hay alguna habitación específica a la que tenga que ir? ¿O simplemente elijo una libre?”

El mediano entendía un poco por lo que estaba pasando su amiga. Desde la desaparición de su maestro y el posterior alejamiento con El Circulo lo llevo a sentirse por mucho tiempo como una carcasa vacía que vive por inercia. Termino llenando ese vacio con placeres mundanos y con la amistad de aquellos magos que vive en la periferia de la sociedad, en unos margenes tan alejados que ni el Circulo ni la Inquisición conocen su existencia

Edulbo:- Lo único que puedo decirte ahora mismo, Kat, es que te quiero mucho y sabes que puedes contar conmigo para averiguar en cómo llenar ese vacio tuyo. Quizas, la respuesta esta en enfocarnos en conseguir la Piedra Magna o en enseñarle a tus reclutas en cómo hacer magia. No sé, la verdad. Lo averiguaremos juntos.

Dejó que su amiga descansara, tentando un poco en adentrarse en sus sueños. En su momento, como una muestra de confianza, él había ingresado y explorado (con ciertas limitaciones debido a su barrera mental) a su mundo onírico, a cambio ella le pegó una leída a su mente. Como no podía llevarla hasta su habitación por una cuestión de que es mucho mas grande y pesada que ella, Edulbo construyó una cama de arena siguiendo los mismos paso que hizo con las estatuillas de areniscas, más que nada para resguardarla de la marea. Agarró la jarra de hidromiel a medio tomar y volvió a la taberna. Se quedó al margen de todo, una vez más, sentado esta vez en una de las mesas pegado a uno de los rincones de la taberna. Se limitaba a mirar a sus nuevos compañeros de aventuras mientras terminaba con la jarra. Luego, prendió su pipa y empezó a fumar, apoyando su cuerpo contra la pared. Se sentía cansado, muy cansado. Como si de un día para otro hubiese envejecido treinta años de golpe. ¿Habra sido un día exhaustivo o era una acumulación de semanas de fatiga?. Cerró los ojos con la pipa en la mano y se quedó dormitando. Él podía dormir cuándo y cómo se aunque rara vez descansaba. Sí, su cuerpo satisfacía esa necesidad fisiológica, pero nunca apagaba su mente. En el momento que su cuerpo se apagaba, él exploraba los vastos reinos de los sueños como un trotamundos con hambres de  gloria o visitaba su propio mundo onírico para rememorar recuerdos y visitar su subconsciente  

Aturdidisimo, sea por las inmensas cantidades de alcohol que bebió o por el tremendo golpe que se pegó, se quedó unos minutos tendido en el piso, sin soltar ni un segundo la botella, por supuesto. Giró hacia un lado cuando vio una silueta conocida que le extendía la mano. Tendió su brazo torpemente hacia él o ella y se dejo levantar por la amistosa figura para luego apoyarse sobre él o ella. Sin entender muy bien que pasaba, se sentía muy a gusto estar al lado del desconocido/a. Con su mano libre, pegajosa por el vino y cubierta de la suciedad del piso, tocaba la suave piel de lo que parecía ser... ¿una mujer?. A eso se le sumaba que su pelo olía irresistiblemente bien y sus ojos le parecían tan llamativos que los miraba bien fijo, sin ningún tipo de recato   

Escuchó atenta la historia de Lazarus. La conocía bien, de pequeña su padre se la habían contado muchas veces, antes de ir a dormir. Había sido un gran padre, pensó.

— Entonces hagamos de este viaje algo que puedan guardar en sus corazones—contestó—.  Las del fondo estarán disponibles, elige la que prefieras.

Nerea miró el fondo de su tercer jarra de hidromiel, seco. Definitivamente esa era su último trago. Lo dejó sobre la mesa y miró a Galeran, con algo de pena en su mirada.

— Es la primera vez que te tratan bien, ¿verdad?—preguntó—. Es difícil acostumbrarse.

Se puso de pie, levantando los brazos, desperezándose. Al ver como Edulbo volvía del portal solo, entendió que Katrielle aún estaba ahí.

— Disfruta de la aventura, Saphielle—dijo, regalándole una corta sonrisa—Si me necesitan, estaré en mi despacho. Es ese de ahí—dijo, señalando una puerta con una ventana de vidrio de colores, formando una gran rosa, que impedía ver hacia el otro lado.— Conociendo a  Katrielle debe de haberse quedado dormida en la playa, sería bueno que alguno la llevara a la cama.

Sin decir más, se retiró a su despacho. A los que aún estaban en la mesa, les quedó claro que Nerea y Kat se conocían hace tiempo.

[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] La nieve y el frío de Meirar eran cada vez más crueles, el viento helado se le colaba por la ropa y le congelaba los huesos. Le había costado horrores llegar a la ruinosa casa de los Vawynn, que a esa altura ya estaba plagada de plantas y maleza, que incluso salían desde dentro de las ventanas. Se abrió paso, como pudo, logrando llegar al patio trasero. Dio un golpe al aire, y toda la nieve que formaba el colchón del piso salio volando hacia todas partes, dejando al descubierto cuatro improvisadas cruces de madera. Se acercó, a paso lento, hasta que pudo leer las palabras que estaban talladas en cada cruz. Caminó hasta la más pequeña y sonrió, sintiendo como debía esforzarse, por el frío. Se arrodilló sobre la tierra, húmeda, manchando sus rodillas.

— Fuiste el más dulce, Rubbers.

Poso su mano sobre el suelo, cerrando los ojos. Suspiró, sintiendo el aire caliente de su propia respiración delante de ella. Se puso de pie y caminó hasta la siguiente cruz, cerca de la vallas de madera. Se puso en cuclillas, tocando la tierra con la punta de sus dedos de su mano derecha. "Alastor".

— Lamento no haber estado ahí para protegerlo, maestro.

En su voz, demostraba el repentino dolor que había sentido. Con sus dedos, arañó la tierra, culpable.

— De veras lo lamento.

Se incorporó, sin quitar la vista de la cruz. Miro hacia el cielo, extrañamente despejado. Pudo ver las estrellas, pero no se detuvo a leerlas. Se acercó a la tercer cruz, que estaba en el medio de las tres grandes, arrodillándose una vez más. Esa vez, no pudo mirar el nombre, y tampoco le hacía falta para saber de quien era.

— Fuiste la mujer más valiente que conocí. Siempre me cuidaste, como si fuera tu propia vida. Hasta el último momento. Gracias.

Se puso de pie, con los ojos borrosos por las lágrimas que comenzaban a brotar, pero las contuvo. Se secó el rostro y, luego de un largo suspiro para controlar sus emociones, se acercó a la última cruz. Al verla, se le dibujó una sonrisa en el rostro. No era precisamente una sonrisa alegre, sino más bien melancólica. Buscó en su bolso, hasta que encontró lo que buscaba. Sacó lo que parecía una botella de vino zindan y una pequeña rosa roja. Entre la tumba de sus padres dejó la flor, mientras que puso el vino sobre la de Elrick.

— Feliz cumpleaños, papá. Feliz cumpleaños, mamá.

Se sentó frente a la rosa y la miró por un largo tiempo. No puso cuanto tiempo había pasado, pero su reposo se rompió cuando, ante su incrédula mirada, la rosa comenzó a brillar. Boquiabierta, vio como se elevaba unos centímetros y descendía para enterrar la parte inferior del tallo en la tierra. Se puso de pié, conmovida, tapándose la boca con las manos, viendo como en el suelo, debajo de la rosa, había un corazón dibujado.

Se giró sobre la cama de arenisca, aún dormida, con una sonrisa en el rostro, disfrutando de aquel hermoso y doloroso recuerdo.

[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] a cuestas de la espalda de Lazo-sui. El olor terroso de su cabello le cosquilleaba la nariz, mientras su tobillo palpitaba de dolor. Los campos de patatas se encontraban cubiertos de escarcha, y el cielo cubierto de una capa gris. Sin embargo, Lyn sonreía, columpiando sus piernas de adelante a atrás mientras Lazo-sui la llevaba por este transitado camino. Lazarus dió vuelta la cabeza un poco, con una extrañada sonrisa.

”¿No estás un poco muy feliz de haberte tropezado y torcido el tobillo?” Lazarus le preguntó, causando una pequeña risa de la chica de 12 años.

”¡Es porque Lazo-sui me está llevando de caballito~!” La chica dijo felizmente, abrazando fuertemente el cuello de su hermano. ”¡No me llevas así desde que soy pequeña!”

Lazarus rió un poco con ella, asintiendo con la cabeza mientras la llevaba. Sus pies resquebrajaban el leve congelado que había en la tierra de campo mientras el humo de la chimenea de su casa de granja se vislumbraba a la distancia.

”Bueno, si prometes tener más cuidado mientras el Tío Gilbert te enseña la Espira, y no te resbalas en el hielo de nuevo, te prometo que te llevaré más a caballito.”

Ambos hermanos sonreían felices mientras Lazarus caminaba hacia la casa donde su madre los esperaba. Rozando con su tobillo el costado de Lazarus, Lyn no pudo evitar hacer un gesto de dolor, con un pequeño gemido y tensandose levemente por el inesperado roce. Lazo-sui, sintiéndose mal por ella, miró de lado a lado, para asegurarse de que no había nadie, y le dijo, mientras movía su mano hacia el tobillo de Lyn, presionando gentilmente en un punto específico:

”A ver, ¿te duele esto?”

Lazo-sui había dado justo en el clavo, haciendo que Lyn se mordiera el labio, apretando los puños en la chaqueta de Lazarus y asintiendo. Lazarus suspiró con una pequeña sonrisa, y lo más sutilmente que pudo, trató de permear con su geomancia la resquebrajadura en los huesos de Lyn. Lyn, por supuesto, no sabía lo que su hermano estaba haciendo.. solo sabía que, Lazarus estaba pasando su dedo pulgar por donde le dolía, y luego de una pequeña cosquilla, le dejaba de doler tanto.

”¿Que tal ahora?”

Lyn rotó su tobillo con facilidad, asombrándose de lo que había hecho Lazo-sui.

”Wow… ¡Ya no me duele casi nada, Lazo-sui! ¿Como lo hiciste?” Le preguntó su hermanita, con los ojos brillando de admiración por su hermano mayor. Y por supuesto Lazarus trató de disimular su respuesta para proteger a su hermanita:

”Es un truco que solo pueden hacer las personas que te tienen más cariño, Lyn.” sonrió Lazarus, recibiendo un fuerte abrazo de su pequeña hermana.

Lyndis, sonriendo, simplemente enterró su cara y nariz en el cabello de su hermano, el cual en esa época solo le llegaba a los hombros. El olor terroso la reconfortaba, mientras le decía:

”Te quiero mucho, Lazo-sui...”

Lazarus sonrió, frotando la frente de Lyn con la parte de atrás de su cabeza.

”Y yo a ti, cabeza de patata...”

[...]

Lyn, entre sueños, balbuceó estas palabras a su hermano, quien relajado la llevaba a la habitación. Escuchando sus palabras de cariño, no pudo evitar sonreír y mirar un poco hacia atrás mientras su hermanita se acurrucaba en su cabello.

”Me pregunto qué estarás soñando, cabeza de patata.” dijo con un pequeño suspiro mientras llegaba a las habitaciones que Nerea le había indicado. Abriendo la puerta de una de las que tenía el cartel de “Vacía”, y quitándolo del frente de la puerta, se adentró en la habitación. No era para nada mala. De hecho, era incluso mejor que la posada en la que los hermanos se hospedaban usualmente. Lazarus llevó su hermanita a una de las camas, dejándola encima de esta. Quería cubrirla con las sábanas… Pero Lyndis estaba aferrada a su chaqueta. Lazarus sonrió y le frotó un poco el cabello.

”Está bién… Te la dejo solo por esta noche, pequeña patata. Descansa, ¿ok? Vuelvo en breve.”

Dicho esto, Lazarus se levantó de la cama en la que había colocado a su hermanita, quien se acurrucó debajo de su gran chaqueta, completamente cubriéndose con esta. Cuando Lazarus volvió a la mesa, notó que solo estaban Saphielle, Azghal y Galeran todavía ahi. Nerea ya se había ido… Esto estaba bien, después de todo tenía que pensar como formularle sus preocupaciones a ella y a Azghal. Se sentó junto a Saphielle y al otro lado de Galeran, frente a la jarra de cerveza a medio tomar que había dejado ahi.

”Disculpen la demora, este lugar es más grande de lo que parece… Veo que Nerea se excusó, esta bien… Pero cuentenme un poco más de ustedes, chicos, cuentenme un poco de sus vidas y lo que los trajo a estar aquí… Y por supuesto...”

Lazarus se dió vuelta hacia atrás, haciendo contacto visual con Anric que había quedado solo en su mesa con su juguito de pera. ”Eso te incluye a ti, pequeño mago, ¡ven y únete al equipo!.”

Suponía que podía mejorar su relación con sus nuevos compañeros antes de satisfacer su propia curiosidad y dormir. Su largo día aún no terminaba.

Off: El link de la canción es la misma en las 3 oportunidades, así que sólo hagan click una vez y ya nwn

Azurea Hargest

La chica consigue soportar de forma más o menos decente el peso de Razvan, mal que mal, años amasando pan y haciendo pasteles le han dado algo de fuerza de brazos, y el chico no es demasiado pesado.
Duda unos segundos de si volverlo a llevar a la mesa, pero finalmente, viendo el estado en que se encuentra, decide llevarlo a su habitación, preguntándole a alguien cual sería, emprende camino hacia ella.
La mano de Razvan recorre la piel de su brazo, para luego ir a su torso, mientras no deja de mirarla a los ojos, y las mejillas de Zuri se teñían de rojo cada vez más, pero llevaba de todos modos una sonrisa dulce en los labios... en el fondo, el chico sólo parecía estar buscando afecto, de cierto modo.
Poco antes de llegar a la habitación, la mano de Raz termina en el busto de la chica, haciendo que ella llegue a estar más colorada de lo que jamás creyó posible, pero hace gala de un enorme autocontrol, pues sabe que el chico está borracho, y sigue su camino.
Al llegar, ayuda a Razvan a acostarse en la cama, y de alguna forma, verlo allí tendido la llenó de ternura, y para ayudarlo a dormir y calmarse, la chica [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], la misma que su madre le cantaba a veces cuando era pequeña, como canción de cuna.

Galeran Jacquinot

El chico cierra los ojos, pensativo unos instantes... la verdad nunca ha pensado mucho en que contar de si mismo, a poca gente le interesa saber quien es más allá de su apellido y su rango, pero no quiere dejar a sus compañeros sin respuesta.
Luego de unos instantes, mira al techo y sonríe levemente, pues se le han ocurrido un par de cosas que decir.

- No tengo mucho que decir de mi... me llamo Galeran, pero siempre me ha gustado mas Gale, aunque nadie me dice así. He pasado mi vida entrenando, y no ha sido fácil, aunque mi corazón nunca estuvo demasiado en ello, mis ganas de proteger a la gente para darle sentido a mi vida hicieron que valiera la pena.
Ah, veo muy borroso sin mis lentes, pero aún así puedo distinguir formas y... si pudiera elegir qué hacer con mi vida, creo que me iría a vivir al campo, tener una granja o algo así, una vida simple-

Luego de decir eso, mira hacia donde había ido Katrielle... se hace de noche, y una playa a esa hora puede ser fría, y no le gustaría que la chica se resfríe, así que lo menos que puede hacer, después de todo lo que ella ha hecho por él, es llevarla a su habitación.
Con una sonrisa algo culposa, se levanta de la mesa nuevamente, rascándose la cabeza

- Bueno, como dijo Nerea... alguien tiene que llevar a Katrielle a su habitación y, yo... bueno, creo que es lo menos que puedo hacer.
Volveré en un rato, probablemente-

El chico se dirige a la playa, por la puerta que hay en la taberna, y encuentra a Katrielle acostada en la cama de arena, con una sonrisa en el rostro... se veía tan tranquila así, que la resolución del chico de protegerla a ella y a todos sólo aumentó, mientras la toma en brazos, con cuidado para no despertarla, y sonríe levemente, mientras sus ojos observan a la chica con cariño.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], que de alguna forma le recuerda a todo el grupo, y a su misión, pero particularmente a la chica, quien en ese momento, a sus ojos, brillaba más que todas las estrellas que se veían en la playa.
Con esos pensamientos, y aún tarareando, la lleva hasta la habitación que le indicaron era de ella, y la deja con cuidado sobre la cama, para luego susurrar

- Estoy seguro que el mundo entero te verá brillar algún día, Katrielle Vanwyn... haré todo lo posible por que así sea-


Saphielle Venberos

La chica no alcanza a responder antes de que el soldado se levante, pero se encoge de hombros... ya habrán más oportunidades de conocerse mejor, así que decide contestar a la pregunta de todos modos, con una sonrisa , mientras tamborilea con un dedo en la mesa, recordando su vida, sus gustos, y todas esas cosas que nunca nadie supo de ella... y que probablemente ellos llegarían a saber

- Bueno, ya sabes mi nombre... pero mis familiares me dicen Saph, es más cercano, ¿No crees? Y bueno, como mencioné nunca tuve amigos, pero siempre fui una apasionada del conocimiento, leí cada libro que tuve en mis manos, cada documento al que pude acceder... y recuerdo mucho de ello, probablemente bastante más que la mayoría.
Bueno, con los elfos es difícil decir la edad, pero los elfos más adultos pueden darse cuenta por algo en la mirada cuando están en presencia de un elfo joven, lo cual es mi caso... puedo estimar que, de hecho, soy menor que tú, y tengo más o menos la misma edad que todos aquí.
Y ya que dicen que la amistad se refuerza con secretos.. te contaré uno pequeño: La verdad es que me encanta cantar, pero no suelo hacerlo en público, con suerte mis padres me han oído... pero tal vez la situación amerita una canción de esperanza, ¿Verdad?

[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], bajito al inicio, pero envalentonada por el hidromiel y las circunstancias, su voz pronto comienza a alzarse, aunque nunca llega a escucharse por toda la taverna, su hermoso canto si se vuelve claramente audible para quienes están alrededor... y el mensaje es claro, la chica canta para los magos, y el día en que todos ellos brillarán por haber liberado a esta tierra, pasando a la historia.