Heroes of Zophia

La reacción sobre protectora de la elfo me hizo sonreír levemente. Aunque parecen tener aptitudes, parece que son lo suficientemente confiados como para que piensen que solo por estar dentro de un techo y cuatro paredes es suficiente para resguardarse de lo que les espera. Cuando ella se acerco hacia mí con su actitud confiada y tranquila, sonreí mucho más. Era un truco sencillo, si por mí hubiese sido no lo hubiese permitido, pero simplemente daba igual. Cuando revelo mi rostro, mi mirada afilada estaba analizando la suya, dándole a entender de que claramente no era una amenaza y solo estaba dejando seguir su juego conforme hablaba. — ¿Rebelión? —  Solté una leve carcajada ante ese comentario. — ¿Sufrimiento? El unico sufrimiento que sufre esta gente es no conocer la verdad de su grandeza y ser dominados por monstruos. Nuestra lucha sera una guerra por la verdad, por la libertad, y por todos aquellos caídos a manos de mi familia. — Dije, claramente inmutado. Observe a la otra mujer, que claramente era una adolescente. La analice rápidamente de reojo, y volví la mirada a la elfo. — Por cierto, nada de formalidades. Soy Azghal, simple, corto y sencillo. Mucho menos nada de "Su alteza", ¿Si? —  Dije, con una sonrisa gentil. Demasiado gentil para el tono de voz y la seriedad con la que lo dije. — Pero bueno... Ya que llegamos a este punto de comprensión, ¿Pueden prepararse para partir? Tienes un bonito hogar, Saphielle. Lastima que los sabuesos del Imperio pronto vendrán a poner pies arriba el lugar; si el chico es un mago y ha mostrado parte de su poder recientemente, los especialistas vendrán pronto. ¿Estan listas para partir? Seguramente en el proceso de escondernos encontraremos a Vawynn y podrán enterarse un poco mejor de todo lo que esta sucediendo.  — Dije, acercándome a una de las ventajas sin asomar mi rostro.

El paso por le bosque lo puso muy tenso a Raz. Un lugar con tantos recovecos perfectos para una embocadas era lo que mas lo ponía intranquilo, no había árbol que el muchacho no revisara mientras sostenía la cimitarra.
Al llegar a la casa de los Venberos, lo único que pensaba el joven galileo era en Zuri. ¿Estará con ellos? ¿Estará ilesa de toda esta situación? pasado algo? ¿Habra comido el scon machucado y húmedo que le dio? Obnubilado en esos pensamientos, ignoró sin querer a la Venberos dueña de casa cuando abrió la puerta y cuando dijo que podían pasar, fue el primero en entrar y a paso acelerado adelantó hasta a la propia Kat para llegar al salón. Al entrar al mencionado salón, clavó su mirada en Azurea y fue directo a abrazarla con todas sus fuerzas. Estaba tan preocupado por ella que hasta ignoró al mismísimo príncipe fugitivo, la figura mas destacada del edificio, solo para estar antes con ella. A Raz le era imposible ocultar sus ojos lagrimosos y la alegría que le generaba reencontrarse con ella de esta manera. ¿Cuanto tiempo pasó desde la ultima vez que se vieron a las afueras de la panadería? ¿Una hora, como mucho una hora y media? Pero para Razvan, preso de la incertidumbre y la culpa por no ir con ellos, esa hora y media la sintió casi como una semana entera o incluso mas. Secándose un poco las lágrimas y con una sonrisa de oreja a oreja dijo:  

- Parece que los dioses no quiere que nos separemos y nos han bendecido con un temprano reencuentro. ¿Estas bien? ¿Tuviste problemas con los soldados imperiales? ¿Te hicieron algo ellos? - Pregunta esto último en susurros -

La mención de los soldados imperios hizo que Raz se llevara los dedos cerca del cuello. Todavía podía sentir las manos de aquel oficial que Kat  derrotó. Si no fuese por ella, quién sabe donde estaría él ahora mismo.

- Fueron a por mí. Irrumpieron en mi casa, me rodearon diciendo que soy un mago y prácticamente me culpaban por la tormenta que hizo él - Dijo señalando a Anric.- Sin embargo, ella me salvó el pellejo y estoy muy agradecido por ello- Termino diciendo Raz mientras señalaba a Katrielle

Al llegar a la casa de Saphielle, Kat pudo finalmente tranquilizarse, aunque fuera solo un poco. Observó el reencuentro entre Razvan y la chica, a la que no había visto nunca en su vida. ¿Acaso eran pareja?. Inmediatamente, al igual que con Saphielle, pudo notar sus habilidades arcanas. Sin embargo, a pesar del éxito en el que se había convertido su reclutamiento, la joven pelirroja estaba triste. ¿No era egoísta el involucrar a personas jóvenes e inocentes en una aventura que llevaba toda las de perder? Miró a la elfa a la vez que escuchaba sus palabras.

— Líder... es una palabra demasiado grande para mi. Solo soy una niña que aspira a grandes cosas que teme no poder manejar. — Mientras que hablaba, sonreía, melancólica. — Pero alguien debe hacerlo, o todo seguirá igual.

Le sonrió, intentando mostrar la mejor cara que podía poner, y se paró en medio del salón, captando la atención de sus nuevos compañeros.

— No todos me conocen, así que me presentaré. Mi nombre es Katrielle Vawynn y soy una maga. — Hizo silencio por unos segundos. — No quiero engañarlos, ni yo misma estoy segura de que vayamos a lograr algo con todo esto, pero si sabiendo la verdad no lo intento, no podré vivir en paz. Todos los que estamos aquí somos indeseables, escoria que Yeris quiere eliminar de la faz de la tierra. Con esto quiero decir que ustedes dos también son magas. — Miró a Saphielle y luego a Azurea. — No pregunten como, pero mi magia lo dice, y nunca se equivoca. Vaya, lo he dicho tantas veces en un día que hasta pierde sentido.

Iba a continuar, pero se vio interrumpida por la voz del niño. Desde que había llegado a la casa, Anric había hablado casi nada, impactado por todo lo que le había sucedido en el día. Katrielle pudo reconocer la marca de su cuello, símbolo de los Steron.

— Mi nombre es Anric, y no se de donde vengo. — Miró a Katrielle a los ojos, decidido. — Lo único que se es que si con las cosas que puedo hacer, logro ayudar a que Zophia sea un lugar mejor... estoy contigo.

El niño le regaló una sonrisa que la reconfortó. Se la devolvió, mucho más motivada que antes. Quizás ahora, en lugar de ellos necesitar de Katrielle, ella los necesitaba.

— Si tienen preguntas, este es el momento.

Desde el cielo cae un piano y atraviesa el techo de la casa, aplastando a Azhgal y matándolo instantáneamente.


FIN

— Lo sé hace tiempo — contestó Azhgal. — Por eso fue que huí del castillo y la tiranía de mi padre. Si tu ideal es proteger a la gente de Yeris, debemos primero hacer lo correcto aquí en Zophia. Somos escoria, lo tenemos en la sangre generación tras generación. Lo menos que podemos hacer es ayudar a Katrielle a devolver Zophia a su gente.

Que Katrielle dijera que todos en la sala eran magos hizo que Raz inmediatamente pusiera su atención en Zuri ¿Ella también era una hechicera? No lo parecía para nada. Bah, nadie en esa sala tenía pinta de mago, todos pasaban por ser personas normales. ¿Pero qué es realmente el aspecto de un "verdadero" mago? Antes de poder elaborar una respuesta, esta misma chica le hace una pregunta clave: se meterán de lleno dentro de la resistencia o huirán de todo? Raz ya había decidido

- Lucharemos, por supuesto que lucharemos. Ya no hay tiempo para echarnos atrás; es imposible volver a nuestra vida normal después de este día e incluso si huimos, nos atraparan antes de siquiera poder salir de Zophia. Es nuestra única opción  

Dicho esto y al ver que nadie preguntaba nada a Kat, el galileo decidió ser el primero en despejar sus dudas. Dirigiendose a su salvadora, dijo

- ¿Y ahora qué? ¿Cuál es el siguiente movimiento? ¿Qué tenemos que hacer para...para involucrarnos en TODO esto? Ya que todos somos magos, ¿Cómo sabes qué "trucos" - remarca Raz haciendo las comillas con ambos dedos- podemos hacer?

Tanto las palabras de Saphielle como las de Razvan y Galeran le habían subido un poco el ánimo. El hecho de que hubiese gente que confiaba en sus palabras la reconfortaba.

— Lamentablemente no puedo saber sus habilidades, Razvan. — Negó con la cabeza al galileo. Luego, le sonrió levemente. — Pero si puedo ayudarlos a descubrirlas y ayudarlos a dominarlas.

Se quedó pensando, unos segundos, mientras analizaba las inquietudes de Razvan. ¿Realmente sabía que debía hacer? Su mente estaba llena de dudas, pero había algo que lo tenía muy en claro.

— Primero, necesitamos apoyo, lograr que los magos de las profundidades confíen en nuestra causa. Quizás ustedes crean en mis objetivos, pero ellos han sufrido en clandestinidad todo este tiempo, es difícil darle tu fe a una simple chica. Si encontráramos a nuestro legítimo rey, el heredero de Astor Lieverich, todo podría ser diferente.

Se puso de pie y comenzó a dar vueltas por la sala, mirando hacia el suelo, con las manos en la espalda.

— Debemos encontrar al heredero, y se de alguien que podría ayudarnos. Será fácil encontrarlo, pero por precaución, iré solo con uno o dos de ustedes. Ir juntos sería demasiado llamativo. ¿Alguno se ofrece?

El ofrecimiento de una misión motivó a Razvan a dar un paso adelante para aceptarla pero la motivación le duro apenas unos segundos. Pese a que era un trabajo muy sencillo, no sé sentía listo incluso para hacer una idiotez como es ir a la casa de alguien por lo que terminó dando un paso atras, resignado.

- Yo no voy a ir. Estoy...estoy muy cansado y todavia hay muchas cosas que tengo que procesar. Perdón, Katrielle

— No te disculpes. — negó con la cabeza. — Realmente pensaba ir sola, pero ir acompañada quizás ayude a que Edulbo colabore.

Katrielle miró a sus compañeros, o lo que fueran. Sabía que a estas alturas estaba pidiendo demasiado, y que posiblemente todos tuviesen demasiado menos. Le preocupaba, incluso, el lazo que parecían tener Azurea y Razvan. Tenía miedo de que, en un momento crítico, eso les pudiera resultar dañino. "El amor nubla los pensamientos", pensó.

— Yo también soy una fugitiva, Azurea. — La miró, sin una expresión clara en su rostro. No estaba siendo severa, pero si firme. — Todos lo seremos a partir de ahora, tenlo en mente. Quizás no creas ser de ayuda ahora mismo, pero la magia es fuerte en ti.

Al final, le sonrió, intentando darle calma. Se paró en el medio del salón, ahora con una cara más decidida que antes.

— Bien, haremos lo siguiente. — paró un momento, para tragar saliva. — Galeran y Azghal se quedarán aquí, para proteger a Anric, Razvan y Azurea de lo que pueda ocurrir. Son los guerreros más capaces entre ustedes así que creo que es la mejor decisión. Saphielle me acompañara a ver a Edulbo. ¿Algún problema? ¿Alguno quiere preguntar algo? No tardaremos mucho.

— En marcha, entonces.

La lluvia era torrencial, y las capuchas de sus túnicas no eran refugio suficiente. Apenas pusieron un pie en la calle, ya estaban empapadas. Katrielle le hizo una seña a Saphielle para que hiciese silencio y comenzó a caminar con la elfa a sus espaldas. "Edulbo debe estar en casa", pensó. Así, la joven maga guió a su compañera a través de calles de nueva Zophia que Saphielle nunca había pisado, y la pinta que tenían cada vez era peor. No tardo en reconocer la zona como las famosas 'calles negras'. Continuaron caminando bajo los chaparrones hasta que la elfa se vio sorprendida por la repentina parada de Katrielle. Miró hacia ambos lados y sacó algo de su bolsillo. Le hizo una seña a Saphielle para que se acercase. En sus manos, Kat tenía un polvo rosa y un pequeño y extraño mechero hecho de madera. Accionó el mechero y, para sorpresa de la elfa, una pequeña flama azul hizo aparición. Aquel extraño fuego no era sofocado por el agua.

— Fuego marino, traído especialmente desde Galilea.

Inmediatamente, luego de hablar, acercó la llama al polvo y comenzó a arder, tomando un color negro, a la vez que la muchacha susurraba algo. Estaban fuera, y Edulbo acababa de notarlo.

— Cada día más guapo, Edulbo.

Ver a un viejo amigo hizo que la cara de Kat se ilumine. Miró el disfraz de Edulbo, con una sonrisa en el rostro y se acercó para abrazarlo, aunque cuando se percató de lo empapada que estaba dio un paso hacia atrás.

— Oh, lo siento, te he mojado. Ha pasado un tiempo, ¿verdad? Casi seis meses. — La muchacha se acercó a una de las toallas que Edulbo les tenía preparadas y comenzó a secarse el cabello. Lo miró, emocionada.— He encontrado gente, Edulbo, jóvenes puros. Incluso gente que nunca hubieses pensado, hasta un guardia imperial y el mismísimo hijo del emperador.

Inmediatamente, se dio cuenta de que había cometido un error. Pero tampoco podía mentirle al único amigo que le quedaba.

— Entiendo que no quieras entrometerte, pero ahí afuera, en algún lugar, está el heredero de Zophia... y necesito tu ayuda para encontrarlo.

Raz

Cuando Kat y la Venberos se fueron a buscar a ese tal Edulbo, a Raz se le ocurrió la idea de aprovechar ese momento para tener una charla un poco mas intimo con Zuri para hablar largo y tendido sobre su reciente nueva vida con la resistencia y si en algun punto de su vida tuvo una experiencia inexplicable que ahora lo pueda conectar con la magia, como tuvo el propio galileo en su tierra natal. No obstante, la muchacha le gano la mano y preguntó primero.

- ¿Si creo yo en el destino? No sé... bah no creo en el destino, "destino" pero se me es imposible pensar en que los aspectos mas fundamentales de nuestra vida se den por mero azar. Sea por obra de los dioses, por fuerza de voluntad, por la señora providencia o cómo quieras llamarlo, lo que si estoy seguro es que "eso" de lo que estamos hablando coloco a Kat en el momento correcto para que me salvara de los soldados imperiales y por lo tanto no estariamos hablando en estos momentos del propio destino, ni mucho menos sabriamos sobre nuestra naturaleza magica. ¿Y tú crees en el destino?

Mientras esperaba su respuesta el galileo termino enlazando los dedos de su mano con los de ella para después tener mas confianza cuando se vengan las preguntas que tiene pensando. Sin embargo, se da cuenta que quizás era demasiado y un poco se empezó a preguntar que por qué actuaba así con ella ¿Sera por toda la situacion que vivieron juntos y todo lo que les queda en esta nueva vida como "terroristas"? De tanto sobrepensar esto, Raz separó tímidamente su mano de las de ella.

Edulbo

Le molesto muchísimo que Kat dijera su verdadero nombre en frente de la desconocida. No era tan desconocida, obvio, sabia muy bien quienes eran los Venberos pero la elfa todavia no se gano el derecho, la confianza de conocer su verdadero. Odiaba, ODIABA con toda su alma este tipo de ultrajes que Kat, sabiendo que es su punto débil, amaba tanto explotar. Lógicamente lo ocultaba muy bien detras de su disfraz estrafalario pero no era momento de reprenderla, era momento de hablar.
Con telekinesis movió la tetera hirviendo del fuego y sirvió té verde a ambas chicas usando dicha habilidad, pero no apago el fuego, tenía pensado utilizarlo para después borrar todas sus huellas dentro de la Casa Azabache

- Un desertor y la oveja negra de los Loyset, gran nueva adquisición. Hay que ver si después no nos muerde el culo

Contestaba de forma pesimista el mediano. La voz que usaba con ese disfraz no correspondía en nada con la imagen poruqe hablaba en polifonia: entre sus palabras se mezclaba la voz de una mujer, la de un borracho, la de un caballero y los chillidos de un cerdo.

- La promesa del heredero de Zophia la vengo escuchando desde que estoy metido en la causa. Sufrimos, lloramos, sangramos por este dichoso heredero que ni llegamos a ver. Yo soy el primero en querer encontrarlo pero despues de tanto tiempo de búsqueda todo es casi como llover sobre mojado... pero creo que conozco una manera de cómo identificarlo. Mejor dicho, estos últimos meses me tope con un relato, una fabula de una supuesta piedra que se comporta de una manera particular ante el contacto con sangre de la vieja realeza, la de la verdadera Zophia. Según mis fuentes, esto tómalo con pinzas, se lo llego a usar para legitimar a hijos bastardos de la corona. ¿Quieres arriesgarte a darle una chance a una mera leyenda?

— No los culparía si a mitad de la misión nos traicionan. Nos estamos jugando la vida en esto, el miedo es algo lógico.

La mirada alegre de Kat desapareció a medida que sus palabras avanzaban. Sin embargo, la mención de la piedra le hizo volver a emocionarse rápidamente.

— Se que no tengo el derecho de pedirte esto, pero si esa piedra existe, debo encontrarla. El imperio me quito todo lo que alguna vez tuve, es mi única chance... la única que tendré. Ayúdame a encontrar esa piedra y una vez que todo esto termine te pagaré como tu quieras, no importa que sea. No te culpo si ya no te quedan fuerzas, haz luchado por demasiado tiempo. Pero si me consideras alguien importante para ti, sabrás que ya no me queda nada. Solo esto.

Hizo un ademan, abriendo levemente los brazos, sin señalan nada en particular. Quizá se refería a su propia voluntad.