Heroes of Zophia

Cuando Galeran se levantó, Lazarus le dió un asentimiento de cabeza con una sonrisa calmada, indicándole que no había problema. Mientras se alejaba, Lazarus viró la cabeza hacia el mientras desaparecía entre la muchedumbre antes de volver a mirar a Saphielle.

”Es un buen chico… Una pena tener que llevarlo a la guerra.”

Notó que Anric seguía en su silla, negando su invitación, y suspira levemente con una sonrisa, suponiendo que no se acercaría a ellos mientras escuchaba a Saphielle. Lazarus la escuchó tranquilamente. Evidentemente era una chica tranquila y reservada, pero el mayor se daba cuenta que estaba haciendo un esfuerzo por deshacer esos muros y establecer una relación de amistad con el y sus compañeros.

Cuando Saphielle comenzó su canción, primero por lo bajo, y luego subiendo su voz mientras alcanzaba confianza, Lazarus se echó atrás en su silla, relajado. Mientras varios de los magos se daban vuelta para mirar y escuchar mejor su canción, y los instrumentos de los bardos cambiaban su melodía para acompañar la voz de la joven elfa, Lazarus sonrió y cerró los ojos, siendo transportado por la familiar canción.

Tras sus ojos imágenes de su madre llenaron su mente. Cuando ella aún se encontraba sana, trabajando como ama de casa en la mansión de Lord Celical, su padre. La imagen era de ella con una bebita Lyn en sus brazos, meciéndola de lado a lado mientras le cantaba la misma canción. Lazarus aún era pequeño, aún no comenzaba a entrenar la Espira ni aprender magia… En esa época, lo que preocupaba a su tío era encontrar una mujer, y no se rendiría hasta dentro de un par de años más tarde. Eran tiempos más simples. Tiempos que no podría volver a recuperar ahora que sabía de la magia. Tiempos que ahora Lyn, que dormía plácida en el piso superior, tampoco recuperaría jamás. Pero esa era la razón por la que peleaba, ¿no..? Para no tener que vivir escondido ya, para terminar con esta pesadilla.. Para que Lyn nunca tuviera que vivir con la maldición que era la magia.

Una vez que la canción de Saphielle hubo terminado, un aplauso surgió de los magos en la taberna, silbidos y demás, con los músicos haciendo una reverencia y un guiño a Saphielle antes de continuar con su usual repertorio. Saph probablemente estaría abochornada, pero Lazarus le sonrió cariñosamente, diciendo:

”Tienes una hermosa voz, Saphielle… Desafortunadamente no tengo mayores secretos que compartir contigo… Pero lo que tengo es confianza y lealtad. Tal vez cuando todo esto termine, no tendrás que esconder tu voz, como nosotros no tendremos que esconder nuestra magia...”

Lazarus observó como, en los próximos minutos, varios de los magos presentes comenzaban a abandonar la taberna para ir a sus habitaciones… Hace poco ya había visto a Galeran pasar, sosteniendo a Katrielle que dormía tranquilamente en sus brazos, y dirigiéndose a su habitación. Su jarra se encontraba ya vacía desde hacía un rato, y Anric seguía en su lugar. Azghal parecía estar sumido en sus pensamientos, así que Lazarus le haría sus preguntas más tarde.

”Parece que se está haciendo un poco tarde, Saphielle… Debo hacerle unas preguntas que me preocupan a Nerea… Sobre Vakeria y sobre el imperio. ¿Te gustaría acompañarme?” Esperando su respuesta, asintió con la cabeza, levantándose e indicándole que lo siguiera. Antes de pasar por la oficina de Nerea, llevó la bandeja de bolitas de caramelo a medio comer a la mesa de Anric, sonriéndole al chico y diciéndole ”Sería un desperdicio que estas se fueran a la basura. No te acuestes muy tarde, pequeño mago.”

Luego de esto, Lazarus se aproximaría a la puerta de la oficina de Nerea, tocándola y esperando una respuesta positiva antes de pasar junto a Saphielle.

Miró el recipiente con las bolitas de caramelo y luego agradeció a Lazarus con la cabeza. Le devolvió una tímida sonrisa a la elfa, y los miró mientras se acercaban al despacho de Nerea.

Cuando Lazarus intentó tocar la puerta, el picaporte se giró y se abrió lentamente. Al entrar, notaron que todo estaba bastante oscuro. Al cerrar la puerta detrás suya, el sonido proveniente de la taberna enmudeció instantáneamente, haciendo que ambos intercambiaran miradas. Poco a poco, su vista se fue acostumbrando a la penumbra, mientras escuchaban el creciente crepitar de una chimenea. Era una habitación no muy grande, rodeada de cuadros y estanterías de maderas repletas de libros, escritos tanto en lengua común como en élfico (algo que solo Saphielle podía entender) y en muchas lenguas que ninguno de los dos había visto alguna vez. Delante de ellos había un largo escritorio que ocupaba la mitad del ancho de la habitación, repleto de documentos, con dos sillas para los invitados. Detrás, un gran sillón de cuero negro se encontraba de espaldas, de cara a la chimenea, que era la única fuente de luz del despacho. Una mano salió de detrás del sillón, indicándoles que se acercaran. A su derecha, había un sillón de dos plazas y una mesa ratona con dos tazas humeantes. Esperó que se sentaran, y entonces habló, con la mirada fija, casi perdida, en la chimenea, como si estuviera viendo más allá de las llamas.

— Es curioso—susurró, aunque ambos pudieron entender lo que decía—, el fuego tiene mucho para decirnos esta noche.

Cuando la puerta se cerró tras Lazarus y Saphielle, era como si estuvieran en un lugar completamente diferente. Lazarus ya estaba acostumbrado a la magia, pero en el corto tiempo que había pasado entre magos se daba cuenta de que tan lejos realmente llegaba. Mientras se aproximaba al asiento que les indicó Nerea, observaba los muros de la habitación tenuemente iluminada por la chimenea. Las pinturas y los libros en los estantes le recordaban a como se veía la vivienda de su padre, definitivamente tenían gustos similares… Y los tomos, en lenguas y runas distintas a las que podía leer, le traían curiosidad; pero el estaba aquí por una razón.

Se sentó en el sillón de cuero, sus manos entrelazadas y sus codos en sus rodillas, mientras se arqueaba hacia adelante. Mientras esperaba a que Saphielle se sentara junto a el, pensaba en cómo abordaría lo que le acomplejaba… Pero al parecer, no tuvo que romper el hielo.

“Es curioso. El fuego tiene mucho para decirnos esta noche.”

Lazarus calló un segundo. Su mirada se fijó en los ojos de Nerea. las llamas hacían que brillaran como dos perlas, reflejando su danza. Los ojos del hombre luego miraron hacia el fuego, gentilmente bailando mientras la leña que lo impulsaba se resquebrajaba, enviando chispas hacia arriba. La mano de Lazarus llevó la taza a su boca, soplando y bebiendo del líquido en esta por cortesía antes de responder. El sabor era… Difícil de describir; pero confiaba en Nerea lo suficiente para creer que no los drogaría o envenenaría luego de unas horas de conocerlos. Decidió, antes de hacer sus dudas oídas, seguir lo que Nerea decía.

”¿Que es lo que ves, Nerea de Lillibeth?”

Off: Es sólo la primera canción, hasta el 4:46, si se les acaba la música antes, repitan esa uwu

On:

Saphielle Venberos

[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], la muchacha la recorre con sus ojos, notando los libros en élfico que le trajeron una extraña sensación de felicidad y nostalgia al mismo tiempo, ante lo que ella acababa de perder, pero sólo dura unos instantes, y pese a la melancolía no hay arrepentimiento, sabe bien que sus padres hubieran hecho lo mismo.
La muchacha miraba el fuego atentamente por segunda vez ese día, su mirada perdiéndose también entre las llamas por unos momentos, y en las memorias de un pasado que ya no podría recuperar... pero quería tener fe en que el futuro sería un lugar mejor, en que tendría mucho más de lo que ahora había perdido, pues de cierto modo, al tener compañeros... ese ya era el caso.
Una pequeña sonrisa se forma en sus labios, mientras vuelve a dirigir su mirada a Nerea de Lilibeth, mientras toma una de las tazas.

- Por segunda vez hoy, el fuego cobra una gran importancia... aunque esta vez, se la das tú, Nerea... me pregunto que ves en tu fuego-


Galeran Jacquinot

Katrielle seguía sin soltar la camiseta del chico, como una niña aferrada a su madre, y el joven cierra los ojos, suspirando, mientras piensa en el mejor curso de acción.
Por un lado, podría tratar de hacer que ella suelte su camiseta y dejarla dormir... sería lo más "correcto", pues quedarse en la habitación de una chica dormida sería mal visto pero... cuando vuelve a mirar el semblante de la chica, su voluntad de irse flaquea, pues después de todo lo que ella hizo por el hoy, le sabe mal dejarla sola.
Al final, el chico se sienta en el piso, aún sosteniendo la mano de Katrielle, y se dice a si mismo que sólo se quedará allí hasta que la chica lo suelte, y se vea más tranquila.

- Sólo...hasta que ella esté mejor, entonces me iré-

Murmura el chico para sí, mientras los minutos pasan, hasta que pasado un rato el agarre de la joven se relaja, por lo que el muchacho se levanta del piso y con una última mirada a la joven dormida, mientras sale por la puerta, susurra

- Buenas noches, Katrielle Vawynn-

Con eso, el chico piensa en volver a la taberna, pero el cansancio ya se había apoderado de el, por lo que finalmente decide irse a su habitación directamente...el resto entenderá.
Galeran se quita los zapatos y se acuesta en la cama, por primera vez un hombre libre, algo que nunca pensó que sería... y una sonrisa se forma en sus labios, mientras deja las gafas en la mesilla de noche.
Luego de eso, el muchacho no tarda mucho en caer dormido, exhausto por todas las emociones del día, olvidando y dejando en el fondo de su mente el ligero presentimiento de que esa noche no descansaría bien.

— Es muy curioso—repitió. Cerro los ojos unos segundos y volvió a abrirlos—. No lo veo claro, tiene muchas cosas para decirnos hoy, tantas que no puedo discriminarlas. Pero si veo mucho dolor, mucho dolor y felicidad. Es más rojo que de costumbre. Y al final, tranquilidad.

Para los no acostumbrados ojos de Lazarus y Saphielle, el fuego tenía la misma apariencia de siempre. Por primera vez desde que habían entrado a la sala, Nerea los miró.

— Espero que el té de Lillibeth sea de su agrado— dijo, señalando la mesita con una de sus manos—. Es una antigua hierba, que solo crece en los asentamientos donde se aloje alguien de mi familia.

Posó su palma hacia arriba, sin dejar de mirarlos, y lentamente la pequeña taza humeante que reposaba sobre la mesa se elevó hasta aterrizar en su mano. La tomó por el asa y, cerrando brevemente los ojos, bebió.

— Supongo que si han venido hasta aquí, es por que quieren preguntarme algo, ¿verdad?

[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] atrajo la inquisitividad de Lazarus. Sus ojos se entrecerraron, tratando de vislumbrar lo que Nerea se refería dentro del fuego. Desafortunadamente, mirar el fuego no le entregaba nada… Sus ojos, al parecer, no eran los correctos para descifrar su mensaje. Miró a la joven elfa a su lado, cuyos ojos titilaban de la misma manera que los de Nerea, con las danzas de las ascuas reflejándose en ellos.. Pero lo que Lazarus sentía era diferente a lo que Nerea y Saphielle sentían. Su piel, entrenada desde jóven para captar vibraciones del suelo y ahora vibraciones de la magia de las personas a su alrededor, sentía el calor del fuego de manera distintiva.

Lazaus cerró sus ojos, respirando hondo. Su percepción se enfocó en su piel.. Y al hacer esto, pareció como si cambiara por completo la manera en que el fuego se mostraba. Claramente, el calor de la fogata se distinguía, haciendo más o menos calientes distintas partes de su piel. Sus nudillos, sus dedos.. Sus mejillas, su frente.. Sus párpados, sus labios.. El calor, las ondas en las que venía, le recordaron específicamente a las frecuencias emitidas por sus compañeros… Lyndis, Katrielle, Galeran, Razvan, Edulbo, Azghal… Aquellos que dormían se formaron en su mente.

Su hermanita corría hacia adelante, en un hermoso y fantástico paisaje.. Islas voladoras, cascadas aéreas, dragones y grifos.. Sentía su emoción y su felicidad, todo su optimismo. Katrielle se encontraba en una pequeña casa, con dos personas abrazándola mientras ella lloraba felizmente; ¿Sus padres..?. Galeran estaba sentado en una mesa, con sus nuevos compañeros a su alrededor comiendo. Se veía una sonrisa en su rostro, y se notaba el cariño entre ellos. Razvan se veía al mástil de una embarcación, con Azurea a su lado, abrazada de la cintura, y un sable en su otra mano, apuntando hacia adelante; a un mar vasto y brillante. Azghal tenía frente a sí millares de oponentes, y no dudaba ni un minuto en enfrentarlos. Bailaba agraciadamente entre armas y golpes, devolviendolos de tal manera que sus contrincantes caían ante el uno tras otro…. ¿Y Edulbo? El era el más peculiar. Caminaba en un paraje grandioso y cambiante, sobre un camino inexistente de arena, el cual se formaba bajo sus pies. Este último dió vuelta la cabeza hacia donde Lazarus lo veía, frunciendo el ceño y levantándole el dedo medio.

Lazarus exhaló y abrió los ojos lentamente. Nerea, frente a el, sorbía su té. El hombre miró su taza, y una vez más la levantó hacia sus labios. Ya comenzaba a tener un dolor de cabeza por lo bebido esa noche, pero este te lo calmaba bastante.

”Es un sabor peculiar.” Respondió ante su explicación sobre el té. ”No es para nada malo.. Sabe a nostalgia.”

Cuando Nerea le preguntó a Lazarus que buscaba, el hombre miró sus ojos por un segundo.. Antes de devolverlos al fuego, y comenzar a hablar sin preámbulos.

”Hace cientos de años, nuestro mundo estaba lleno de magos… Personas con poderes impresionantes, probablemente mucho mayores que los nuestros. Un día, un imperio destruye a toda una poderosa nación mágica, y caza desenfrenadamente a los magos que quedaban… Los que logran escapar llegan a Vakeria, otra nación mágica… Pero Vakeria no quiere pelear contra el imperio.

Yeris logró dominar a una nación mágica… Y hasta el día de hoy doblegan magos. Lograron eliminar “magia” del léxico común… Y sin embargo, presentemente existe una nación ampliamente mágica a tan solo un bote de distancia. En todo este tiempo, Yeris no se ha expandido… Pero Vakeria tampoco ha peleado contra Loyset. Evidentemente esto me traería preguntas… ¿Cómo pudo Yeris dominar a Zophia? ¿Por qué, ante la amenaza Yeriana, Vakeria no se defendió atacando con sus propios magos? ¿Cómo es posible que, con Vakeria existiendo aun, y con la magia tan incorporada en su sociedad, que el imperio haya logrado mantener la magia en secreto todo este tiempo..? Y lo más importante.. ¿Qué es lo que tiene Loyset, que puede doblegar una nación entera de magos, y mantenernos en las sombras, ocultos y temiendo por nuestras vidas?”

Lazarus calló unos segundos. Su mirada una vez más se dirigió hacia Nerea. Sus ojos, que durante toda la velada se habían mostrado relajados, ahora tenían una tensión notable, una honestidad y una preocupación que mostraban su seriedad en estas preguntas.

”Lamento poner tantas dudas encima de la mesa.. Pero no puedo evitar preocuparme por esto. Algo no me sienta bien de esta situación… Le iba a preguntar directamente a Azghal, pero.. El chico parece que se cerró.

Sin dudas los seguiré en esta travesía… Pero quiero saber, francamente, a que nos estamos enfrentando.”

Dicho esto, el hombre calló una vez más, tratando de relajar su espalda contra el respaldo del sofá mientras esperaba la respuesta de Nerea.

Luego de seguir tomando y tomando, claramente empezaba a sentir los efectos de tanta bebida en el cuerpo. Empece a tomar frenéticamente cuando Lazarus quería preguntarnos algo a nosotros, algo que ya sabia lo que seria; ¿Cuántas veces no he escuchado las mismas preguntas, una y otra vez? Hablar de ello me causaba molestias en el fondo de mi corazón, era una espina que jamas iba a poder sacar de allí.

Me había hecho el desentendido a propósito, evitando con mentiras cualquier intento de preguntas, a pesar de que en el fondo esto se trataba de disfrutar, y en verdad lo hice por unos momentos, siempre tenía que regresar a la realidad. La Casa Real, la historia de los Loyset, su pecado...

Sabia que el mago no se iba a quedar con la duda, por eso busco a dos personas que lo iluminasen porque yo no podía hablar; en el fondo, eso me molestaba aún más. Aunque no quisiera, ahora estas personas son mis "aliados" hasta el final de mi travesía para ponerle un final a toda la dinastía Loyset cueste lo que cueste. Los había seguido de manera discreta sin que se percataran, el vivir tantos años en el bajo perfil me había conseguido habilidades vulgares como ocultarse en el silencio. Me mantenía lejos de su alcance, pero lo suficientemente cerca para escucharlos. Había duda en mi compostura, en verdad no quería tocar el tema, mi rostro enrojecido por tanta cerveza y mi mirada difusa lo hacían notar claramente, sensaciones que nunca me podía permitir, pues fue lo que me enseñaron.

Esas palabras siempre me acecharían, pues mi padre me las dijo, dando a entender mi desgraciado futuro. Las preguntas de Lazarus aumentaban mi molestia interna, como si al tocar ese tema en verdad desgarraran parte de mí. Dando un suspiro, entre en escena, alzando la voz, al menos no todos escucharan esto...  Deja que yo responda todas tus preguntas... *hic*... Lazarus Graves.  En mi rostro se podía figurar una clara sombra de disgusto, al igual que en mis palabras se notaba que no era agradable querer decirlo; se podía notar el repudio a kilómetros mezclado con mi debilidad notoria ante el alcohol después de beber sin parar por un buen rato.

¿Todos saben el inicio, no...? Cuando mi antecesor, Simmond Loyset I vino a conquistar Zophia, todo fue por un simple capricho de poder. Quería demostrarles a su familia que él podía llegar a ser igual de grande con su propia nación, que algún día iba a poder ser más grande que el Imperio Yerio, y por mucho tiempo, planifico lo que fue la caída de Zophia. Toda esta mierda inicio por un capricho de mi antecesor, jajajaja... Era un imbecil, ciertamente. *hic* No miraba absolutamente a nadie, estaba fijamente viendo el fuego, como si toda la historia se repitiese en mi cabeza en una pesadilla mientras tenia un hipo repentino en algunas partes, demostrando mi estado de ebriedad. Él era un hombre inteligente, lo suficiente como para investigar la magia y encontrar como explotarla sin ser un maldito mago... Se preparó años para invadir Zophia, torturo a una gran cantidad de magos, les robo sus conocimientos de manera salvaje y brutal mediante la fuerza, mermando sus voluntades, torturándolos, haciéndolos ver las muertes de sus seres queridos... Todo eso conllevo a los primeros grimorios. A diferencia de la magia, que es natural, estos eran forzados. Libros, pergaminos y artilugios de gran poder, extraídos desde la esencia del alma de los magos, con sus capacidades al máximo... Era hechicería prohibida, una de las armas de los Loyset durante todos estos siglos... *hic* Esto la verdad no lo debería de saber nadie, ha sido el mayor secreto de los Loyset durante mucho tiempo y nuestra mayor arma. El secreto más importante de una dinastía maldita, acechada por los espíritus de todos quienes ha asesinado. A pesar de mi alcoholismo notorio, al mismo tiempo se notaba que era la única manera en la que podía hablar de todo esto sin mayor dificultad.

Estas investigaciones prohibidas llevaron a crear los grimorios y demas artilugios estupidos que nunca se ocupan, solo cuando aparecia alguno que otro mago insolente queriendo cambiar algo sin un plan... Nunca pude ver que tan fuertes eran las capacidades, se suponia que eso iba a suceder hasta que fuese el maldito rey... *Hic*... ¿Pero no es divertido? Jajaja... Soy un maldito forajido que me buscan para llevarme a la fuerza... Maldita sea... Se notaba mi frustración mientras me cruzaba de brazos, buscando en donde apoyarme pues empezaba a marearme.

Destrozaron con facilidad el balance sorprendiendo a los magos. Una vez teniendo el control, los cazaron uno por uno en su propio territorio. Los que se resistían hasta el final eran asesinados sin piedad, y aquellos que sucumbían... Eran lavados de sus cerebros, despojados de sus recuerdos y sentimientos, se volvían títeres de los Loyset, y hasta la fecha sigue sucediendo eso, son guerreros listos para cualquier amenaza, completamente desechables. No tenía ningún reparo en decir esto a pesar de que la mayoría aquí eran magos, no servía de nada ocultarle la verdad a estos tipos.

Todo eso en 500 años, hasta llegar a donde estamos. ¿Quieren saber en verdad a lo que se enfrentan? Ustedes no conocen el verdadero poder del Rey... Nunca se ha visto un descendiente en necesidad de ocupar toda su fuerza. Portadores de los grimorios prohibidos, el Escuadrón Real, que son sus soldados mas leales y efectivos y mis antiguos maestros, magos que fueron convertidos en títeres, guerreros temibles con artefactos, libros y demás objetos malditos nacidos del sufrimiento de su gente, y un ejército de estúpidos. Eso es a lo que nos enfrentaremos, es a lo que tarde o temprano me iba a enfrentar. En mi mirada se notaba claramente el peso de mis palabras, abrumado. Enfrentarme a mis maestros, a mis hermanos, y a mi padre. Teniendo que matarlos a todos, aun cuando no tengo la suficiente fuerza para lograrlo... Cuando me percate de toda la historia y verdad al ser el heredero, en verdad fue complicado. Poco a poco empezaba a convertirme en uno de ellos, pero... *Hic* Da igual... Años y años huyendo de las fuerzas incansables de ese hombre... Él sabe que estoy planeando algo, él estará listo. No tienen ni idea de la cantidad de sangre que se derramara, lo cuanto sufrirá su pueblo y sus seres queridos si fallamos una vez más... ¿En verdad estarían dispuestos a una tarea así? *hic* deben de estar igual de locos que yo... Agache mi cabeza, sin importarme la interrupción que había hecho, mirando ahora a la chica que parecía ser quien les iba a "explicar" todo a ellos.

Ahora... ¿Me permites saber el otro lado de la moneda? Todo lo que su pueblo ha pasado por mi familia... Necesito saberlo. La observe seriamente, esperando su respuesta, arrecostado en algún lugar por mi borraches.

A medida que Azghal pronunciaba su discurso, cada tanto Nerea asentía con la cabeza. "A pesar de ser solo un niño, sabe bastantes cosas", pensó. Sin embargo, no le gustaba el enfoque que le estaba dando a su charla. No se trataba de el, Nerea lo sabía muy bien. Y el también debía saberlo.

— Los magos y los portadores de grimorios son la menos de nuestras preocupaciones—comenzó la maga—. Y creo que todos los que estamos en esta habitación sabemos lo que nos jugamos en esta travesía, cuanta sangre inocente puede llegar a ser derramada si no actuamos con cautela. No se trata de ti, ni de la disputa con tu padre, muchacho. Esto es mucho más grande.

Se puso de pie, con la mirada fija en el fuego chisporroteante de la chimenea.

— La cimientos de la historia de Nueva Zophia esta construida sobre lagos de sangre. — Hizo una pausa, una bastante larga, hasta que continuo:— Ahora contestando tus preguntas: cuando los pocos habitantes de Zophia logran viajar a Vakeria, son marcados con una pulsera especial. Los vakerios tienen prohibido exhibir magia o hablar sobre ella frente a un zophiano, incluso está penado legalmente en Vakeria. Cuando vuelven a Zophia, su memoria es analizada y modificada si es necesario. De esa forma, Zophia sigue hermética. Vakeria tuvo miedo, miedo de sufrir la misma suerte que su nación hermana. A pesar de lo que pasó, no hicieron nada, y dejaron hundirse a Zophia en su miseria.

Por primera vez desde que habían entrado en la habitación, Nerea se giró para mirar a Saphielle y Lazarus.

— No es como si quisiéramos culparlos, hubiesen terminado igual que nosotros—dijo, dejando la taza humeante sobre su escritorio—. Para contestar tu última pregunta, será mejor hacerlo de forma práctica.

Nerea extendió su mano en dirección a las llamas, que comenzaron a agitarse rápidamente. Se tornaron de un inusual color azul, y pudieron ver como poco a poco una bola de cristal con una figura dentro emergió del fuego. Levitó y lentamente se posó sobre el escritorio de madera.

— Nuestro verdadero enemigo es este.

Chasqueó los dedos, y la burbuja de cristal desapareció, dejando al descubierto aquel [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. Estaba hecho de cristal, con la forma de una lágrima rusticamente esculpida, aunque muy pulida, con unos cristales en forma de rombo que la rodeaban, flotando a su al rededor. En la punta bailaba una llama naranja, en cuyo centro descansaba una pequeña lágrima de cristal. Era pequeño, la base cabía en la palma de la mano. Al desaparecer la burbuja, inmediatamente los cuatro magos sintieron como el artefacto drenaba su fuerza. Esto era más notorio para Lazarus, que en presencia de la llama no podía sentir ningún tipo de vibración. Nerea volvió a chasquear sus dedos y la burbuja de cristal regresó, para alivio del del resto.

— Lo conseguimos la última vez que nos enfrentamos a los caballeros del imperio. Ellos lo llaman La Llama, y esperó que se hayan dado cuenta cual es su función. Perdimos muchos hombres, mi propio hermano incluido. — Al nombrar a su hermano, pudieron notar como su ceño se fruncía. —Uno real es mucho peor, los magos más débiles no podrían mover un pelo frente a ellos. Este es solo una réplica, creado para asustarnos. Creímos que podríamos estudiarlo, pero no sirvió de nada.

[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] al estudio, Lazarus se dió vuelta anonadado. Fue tanta la sorpresa que casi perdió el hilo de lo que le acababa de preguntar a Nerea, y por un segundo se confundió sobre qué estaba hablando el príncipe renegado. La última vez que vió al joven, estaba poco menos que noqueado encima de la mesa… Sin embargo, aquí estaba, y comenzó a derramar la información en su estado de embriaguez.

Lazarus calló mientras Azghal contaba su historia, sobre su familia y la creación de los grimorios, los caballeros de su padre… Y el hecho de que Loyset, segun Azghal, ya esperaba algo como lo que estaban tratando de lograr. Cuando Azghal, lleno de culpa y congoja, dio a su cuerpo descanso, desplomándose sobre lo que tuviera más cerca, Lazarus no pudo evitar mirarlo con pena. Podría ser un príncipe, y un luchador, pero el hecho era de que todavía era un niño. Un crío desamparado que había descubierto que sus padres no eran tan buenos como el siempre creyó.

Pobre...

Con la última frase de Azghal, los ojos de Lazarus se viraron de nuevo hacia Nerea. Sus manos se extendieron una vez más a la taza de té frente a el, tomando de esta mientras escuchaba sus palabras. Con lo que había escuchado de Katrielle más temprano ese dia, de Azghal y de Nerea ahora, Sentía que estaba comenzando a hacerse una idea más o menos completa de lo que sucedió en la historia de Nueva Zophia.

Pero lo más impresionante era lo que Nerea les mostraría luego. Con su muestra de magia, reveló el artilugio en la mesa frente a ellos… Y los instintos de Lazarus inmediatamente se erizaron. Por un instante, era como si la pequeña flor de cristal que tenían frente a sí emitiera una vibración más intensa que cualquier mago en el edificio… Pero el sentimiento de privación que le dió el artefacto le previno de poder siquiera analizarlo. Era como si en un momento se volviera sordo.. El sentimiento le recordó bastante a estar dentro de las sombras de Katrielle más temprano ese día, con Lyndis en sus brazos mientras oía los gritos de terror y dolor de los soldados a su alrededor. Antes de que su cuerpo pudiera moverse para hacer algo en contra de este artefacto, Nerea lo cubrió una vez más. Como si sus oídos se destaparan, pudo volver a sentir las vibraciones de los magos de la taberna, y de Azghal, Saphielle y Nerea frente a el.

”... La Llama. Gracias Nerea.” Lazarus dijo. Estaba hablando de manera pausada, ya que debía organizar sus pensamientos a medida que elaboraba su punto. ”Ahora se que esperar… Del Imperio, de Vakeria..” Sus ojos se posaron una vez más en el cuerpo aflojado de Azghal. ”...Del Emperador Loyset.”

Lazarus dejó su taza en la mesa, levantándose y dirigiéndose hacia la puerta del despacho. Antes de tocar el pomo, se detuvo, aun con la espalda hacia los demás. Realmente se podía apreciar el largo de su parda melena, que se extendía hasta sus caderas. Muchos pensamientos radicaban en su mente… Pero ninguno que no fuera obvio. Tendrían que tener un bajo perfil, no confiar en la magia.. Pero eso ya lo sabían. Tal vez la manera de investigar el artefacto era a través de un proxy, a distancia.. Pero sin duda ya lo habían probado. Tal vez los minerales del artefacto eran los que le otorgaban esos poderes… Pero no era simple tarea determinar ese material cuando no podía utilizar su geomancia en ese pedazo de cuarzo. Pero había una cosa que podría decir.

”... Vengaremos a tu hermano, Nerea. A todos nuestros hermanos. Realmente espero que ese “Heredero” sea la clave.” Dicho eso, Lazarus calló por unos segundos antes de girar el pomo, dejando que el ruido de la taverna entrara levemente al despacho. ”Gracias por darme este tiempo. Buenas noches.” Y de esta manera, seco y calmado, pasó a través de la puerta, cerrándola levemente detrás de si y haciendo su camino hacia la habitación en que Lyndis dormía, aun acurrucada de la chaqueta de su hermano mayor.

Mientras escuchaba la respuesta de la chica, solté un simple bufido despectivo. ¿Qué no se trataba solo de mí y de mi padre? Creo que seguramente no me escucho, o no entendió el punto de lo que estaba hablando... Ugh, en fin, mujeres...

Ignore su estúpido comentario pues en el fondo me había llegado a molestar. El punto de vista de ella es algo que no podre llegar a cambiar, de todas formas. A pesar de ello, escuchaba con igual interés las palabras que decía sobre su punto de vista de todo esto. Vakeria tuvo en parte gran culpa de la caída de Zophia, cosa que era interesante. El Imperio Yerita era en verdad un cáncer en este mundo, algo que debía ser exterminado tarde o temprano por el peso de sus propios pecados.

El problema era esta llama. Escuche varias veces a mi padre hablar de una llama especial, pero era la primera vez que la observaba. Esta era el arma especial que me iba a presentar en su debido momento... Ya veo. Asentí en silencio, sabiendo lo complicado que iba a luchar en contra de eso. Si no desarrollase mis habilidades mágicas podría significar no ser afectado por esa arma, pero al mismo tiempo esas mismas habilidades son las que necesito para luchar contra el Imperio. Que problema...

Me levanté de manera tosca mientras daba un pequeño eructo, dirigiéndome hacia la salida. Ya veo... Agradezco las *hic* informaciones brindadas, pero hablar de este maldito tema me agota... *Hic*... Necesito mas cerveza, nos vemos... Así como había aparecido, así me fui. Levante la mano en señal de despedida mientras me regresaba por una cerveza más antes de dormir. Como detesto todos estos problemas, no es como que si yo los hubiese solicitado desde un inicio...

[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] No articulo palabra alguna, y simplemente volvió a chasquear los dedos, eliminando la burbuja que recubría el objeto. La sensación de cansancio volvió a invadir el cuerpo de Saphielle. Si había podido ver algo así sin tener un contacto directo con La Llama, había que ir más allá. Sin mediar palabra, tomó la mano de la elfa e hizo que tocara el cristal, y sus ojos se fueron a blanco una vez más.

No había visto ese lugar nunca en su vida, pero mirara a donde mirara, solo podía encontrar ruinas. Estaba completamente sola, en medio de una ciudad que, por lo que parecía, antes había sido una gran metrópoli. El cielo estaba cubierto de amenazadoras nubes, que parecían a punto de llorar. Camino, avanzando perdida por el cadáver de la ciudad, intentado no tropezar con los escombros. Se sentía pequeña, incapaz de hacer nada más que caminar. El silencio era sepulcral, reinaba de tal forma que si se concentraba, podía oír cada bombeo de su corazón, y estaba segura de que poco a poco el sonido de su respiración iba a terminar por volverla loca. Sin embargo, cuando estaba a punto de desesperarse, un murmulló interrumpió por fin el manto de silencio. Se acercó, con un poco de miedo, pero también curiosidad, sintiendo como aquel murmullo crecía cada vez más. Pronto se vio frente al único edificio en pié de la ciudad, algo que parecía un ayuntamiento, con una gran cúpula de cristal en el cielo. Se acercó a la puerta del derruido edificio y, al abrir unos centímetros la puerta, un sensación de putrefacción inundó su cuerpo. Cuando la puerta estuvo lo suficientemente abierta, pudo ver lo que había del otro lado. La misma escena que había visto en su primera visión ahora se repetía, pero a mucha mayor escala. Un gran circulo de hombres y mujeres, del aspecto más tétrico que Saphielle había visto jamas, casi cadavérico, alababan y murmuraban palabras que no entendía, con la vista fija en una gran roca celeste que se encontraba en el centro de un pentagrama. Al verlo bien, descubrió que no era una roca, sino que era, iluminada por la débil luz que ingresaba por la cúpula y por la propia luz de su fuego, la mismísima Llama, casi tan alta como ella misma.

Cuando volvió en sí, una agotada física y mentalmente Saphielle vio como Nerea sostenía su mano, lejos de la figura de cristal. La soltó y, rápidamente, chasqueo los dedos y la burbuja volvió a recubrir La Llama, al mismo tiempo que flotaba y se fundía entre las llamas de la chimenea. La hechicera miró a Saphielle, expectante, con la mirada más sería que Saphielle había visto jamas.

— Tienes el don de la retrocognición, Saphielle—explicó, brevemente—. ¿Que has visto?

[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] y toma una gran bocanada de aire, lo que había visto la dejó sin aliento, completamente helada, y ahora sentía como un dolor de cabeza comenzaba poco a poco a hacerse presente... era, probablemente, el efecto de haber estado en contacto directo con la llama, por lo que cierra los ojos.
Retrocognición... por etimología, la chica pudo entender que se trataba de ver el pasado, por lo tanto... estaba viendo cosas importantes, aunque no sabía qué tan lejanas serían. El don la impresionaba, pues no es algo que esperase, o que le hubiese pasado antes en su vida, pero al mismo tiempo la llenaba de emoción, era algo muy útil para descubrir las verdades de este mundo, y de esta lucha, y aunque no fuera algo valioso en batalla, si podía serlo en planeación.
Aún con los ojos cerrados, respirando profundamente una vez más, la chica comienza a relatar lo que acaba de ver, intentando no dejar atrás ni un solo detalle, pues cada cosa podía llegar a ser crucial, y para eso tenía que sumergirse de nuevo en su visión.

- Me vi en unas ruinas, de lo que parecía que antaño fue una gran metrópolis... ahora tan desierta que podía escuchar mi propia respiración. Cuando sentía que no podría tolerar más ese silencio antinatural, escuché un murmullo, y caminé hacia allí, encontrando al final del camino el único edificio que seguía en pie... parecía importante, tal vez un ayuntamiento, o un archivo de registros de la ciudad, algo del estilo, pero lo más rescatable del edificio era la enorme cúpula de cristal que había en el cielo.
Al acercarme a la puerta y abrirla un poco, una sensación de muerte y putrefacción inundó mis sentidos, y para cuando pude abrirla lo suficiente como para ver algo.... En este punto, un escalofrío recorre el cuerpo de la chica, quien se fuerza a sí misma a continuar Vi la escena más tétrica que he visto en mi vida, era lo mismo que vi la primera vez, pero a mayor escala, un montón de hombres y mujeres en túnicas, pálidos, casi cadavéricos, recitando algo en murmullos, de una forma reverencial, en un idioma que no logré reconocer, mientras tenían la mirada fija en algo que parecía una enorme roca celeste en un pentagrama... diría que era más o menos de mi tamaño, pero al verla iluminada por la luz de la cúpula y el fuego lo entendí... era la llama, Nerea... y es posiblemente lo más espeluznante que he visto hasta ahora-

Al decir esto último, la chica vuelve a abrir los ojos, sintiéndose agotada pero al mismo tiempo entendiendo la seriedad de la situación, mirando a Nerea fijamente a los ojos, para luego decir sus conclusiones.

- No sé en qué momento pasó lo que vi aparte de que es el pasado, pero por el tamaño del cristal...dudo que lo hayan movido, y no deberían haber demasiadas metrópolis en ruinas del tamaño que vi, tal vez, sólo tal vez... eso pueda acercar un poco al círculo para que encuentren la llama-

Clank.

Con un mecánico sonido, la puerta detrás de Lazarus se cerró. Por supuesto, lo primero que hizo al llegar a su habitación fue ver a su hermana pequeña, quien ahora estaba explayada encima de la cama, y roncando como nadie. Por primera vez desde que abandonó el despacho de Nerea, Lazarus sonrió ante el relajado ademán de su hermanita.

El joven se aproximó al escritorio que tenía la habitación. Afortunadamente, encontró en los cajones tinta, una pluma, y papel. Luego de ponerlos sobre la superficie del mueble, sacó el collar roto de Lyndis de su bolsillo, y lo colocó al lado del papel, mientras comenzaba a escribir una carta.

Querido Tio Gilbert;

Lyn y yo no podremos volver a casa. Lo que temía sucedió… Debí haberla dejado en casa antes de venir. Afortunadamente, estamos sanos y salvos. Pudimos escapar de los soldados, y estamos a salvo con el concejo. Se que me dijiste que no me metiera con el concejo, que iban a tratar de reclutarme para todo tipo de hazañas fútiles… Pero esta fue mi elección, Tío. Es la elección que tuve que tomar para mantener a Lyn a salvo.

Se que el abuelo te enseñó más del mundo escondido de lo que me has enseñado a mi.. Por lo cual probablemente entiendas lo que voy a decir: Vamos a buscar al heredero. Será un viaje largo, de hecho no estaremos en Zophia, pero confía en mí; tenemos una idea sólida de lo que buscamos.

Ah, y por favor.. Dile a mi Padre lo que estamos buscando… Y aseguralo de que estaremos bien. Lyn tiene magia de mi sangre paterna… Así que le podré enseñar, aunque sea un poco. Nuestros compañeros son competentes, incluso tenemos a una de “Los Siete” en nuestro lado.

Por favor cuida de Mamá por mi mientras estamos en este viaje. Mientras estoy fuera de Zophia.. Estaré buscando una cura para su enfermedad.

Con amor,
Lazarus.

Pd. Dile a mamá que la amo, y que estamos a salvo. Volveremos pronto.

Una vez escrito esto, Lazarus dobló la carta y la metió en un sobre. Sobre la mesa, había una vela encendida, así que derramó un poco de su cera sobre el doblez del sobre para sellarlo… Tomó la insignia Graves del collar de Lyndis, y la plasmó sobre el sello.

Mientras ponía la insignia de vuelta en el collar, los ojos de Lazarus divagaron hacia la argolla rota de la cadena… La parte que no había logrado contener la magia de Lyn. Lazarus no pudo evitar recordar ese momento como si estuviera ralentizado. La explosión mágica del grito de Lyn… El collar rompiéndose y cayendo al suelo mientras los guardias los rodeaban… había pasado tanto hoy que ese recuerdo le parecía lejano, a pesar de haber sido tan solo esa mañana.

Mientras pensaba en esto, su resonancia podía sentir las vibraciones del collar… Todavía estaba encantado, eso era seguro… Pero en las vibraciones, como si un disco estuviera rayado, había un salto súbito… Un salto que no debía estar ahí. Como si se tratara exactamente de la pieza que faltaba.

Poniendo su mano sobre el collar, Lazarus se concentró en las vibraciones de este, y tal como lo hizo en el cumpleaños de Lyn, comenzó a ajustar sus propias vibraciones para Resonar con el collar. Una tenue luz dorada comenzó a salir del interior de Lazarus, rodeándolo por completo, y haciendo que sus cabellos y barba se elevaran un poco en sus puntas, mientras el color de sus ojos adquiría el mismo de esa aura. El collar, bajo su mano, comenzó a brillar de la misma manera. Lazarus ya podía sentir las vibraciones de este.. Y sabía exactamente donde tenía que arreglarlas. Con alta concentración, sin soltar la resonancia, Lazarus utilizó proyección; con la cual tenía más experiencia, para crear una argolla de luz sólida y blanquecina… Y a través de la resonancia, y de su geomancia, cubrir esta con parte del oro de las otras argollas de la cadena. De esta manera, logró replicar por completo el encantamiento que su padre había dispuesto en el collar… Pero no había terminado.

El encantamiento de su padre terminaba en absorber el mana restante de un hechizo en el collar.. Pero Lazarus dedujo que el y su padre habían subestimado la cantidad de mana que Lyn tenía dentro de sí.. Por lo cual Lazarus decidió probar su mano en.. modificación. Aunque no supiera exactamente cómo funcionaba la magia de sellos luminosos de su padre, Lazarus lograba comprender, más o menos, el hechizo que había colocado sobre el collar. Si las vibraciones que emitía eran una canción… Lazarus podía escucharla… y mientras cerraba sus ojos para concentrarse, Lazarus implantó lo que podría ser una nueva estrofa en el sello… Haciendo que el inhibidor no solo absorbiera el exceso de magia, sino que lo alimentara de vuelta a Lyndis, para evitar que cayera en fatiga. Mientras inculcaba esta parte en el encantamiento, el brillo del collar se intensificó, iluminando más que una vela… Y una vez que hubo terminado, y cortó la resonancia, el collar también dejó de brillar.

Lazarus, agotado con el nivel de control que requirió la tarea, se levantó de la silla y, con el collar en mano, caminó hacia Lyndis y le puso el collar mientras dormía. Gentilmente, le sacó el anillo de su dedo, y lo colocó en su propia mano… Y luego, le dió un pequeño beso en la frente a su hermanita mientras dormía, cuya única respuesta fue un ronquido fuerte.


”Buenas noches, cabeza de patata.”

Susurró Lazarus, recostandose en una cama al otro lado de la habitación, y cayendo ante su cansancio tan pronto tocó la almohada.

— Quizás no se trate del pasado—murmuró.

Miraba a la joven directamente a los ojos, mientras pensaba en como procesar lo que la muchacha le acababa de describir. En unos segundos la elfa había descubierto más sobre La Llama que el Circulo en muchos años.

— No debes hablar de esto con nadie más. Que el Circulo se entere de algo así, como si nada, podría ser muy peligroso. Lo mejor será esperar, hablaré con Katrielle por la mañana para escuchar lo que tenga para decir. — Desvió su mirada hacia las llamas. — Quizás tengamos que encargarnos de ello nosotros mismos. Será mejor que vayas a descansar, Saphielle, debes estar agotada.


[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] los ojos de cada uno de los magos que pronto enfrentarían la aventura de sus vidas se abrieron al mismo tiempo. Inmediatamente, supieron que Katrielle los esperaba en el despacho de Nerea. Un somnoliento Anric, que había decidido irse a dormir unos minutos después de que Lazarus y Saphielle entraran en el despacho de Nerea, se levantó y se alistó para la reunión. A los pies de la cama descansaba su nueva ropa: unos pantalones largos, negros y cómodos, una camisa de algodón blanca, algo desgastada, y un par de zapatos negros y unos calcetines, también de algodón. Una vez que se cambió la ropa, se acercó al recipiente de madera lleno de agua que estaba sobre un desvencijado mueble. El muchacho pudo ver su reflejo en el pequeño espejo que estaba detrás del recipiente, apoyado contra la pared de madera. Se sorprendió cuando notó que, a pesar de todo lo que estaba sucediendo ayer, estaba sonriendo. Una vez que estuvo listo, cruzó la puerta que daba al largo pasillo y caminó lentamente hacia la taberna, escuchando algún que otro ruido en las habitaciones cercanas a la suya. Posiblemente eran los demás, que también habían sido despertados. Llegó a la taberna y, algo avergonzado, vio como casi todos los magos que se encontraban ya despiertos, desayunando, interrumpían lo que estaban haciendo para bajar la cabeza hacía donde estaba y ponerse la mano sobre el corazón. El niño empezaba a comprender lo que su apellido significaba. El pasillo daba a un lado de la barra, mientras que el despacho de Nerea estaba del otro lado de la misma, por lo que el vergonzoso recorrido fue corto. Una vez que entró y cerro la puerta detrás suyo, sus ojos se abrieron ligeramente al notar como el ruido de la taberna desaparecía. Aunque el no lo sabía, la disposición de la sala había cambiado. El escritorio de Nerea ya no estaba, sino que ahora el despacho se encontraba atravesado por una larga mesa de madera en todo su largo, algo baja, a una altura perfecta para que, al sentarse en los ornamentados sillones color oro, no estuviese demasiado alta. Algunos de sus compañeros ya lo estaban esperando, y en la cabeza de la mesa pudo ver a Nerea y Katrielle charlando, con la mirada fija en un mapa que reposaba sobre la mesa. Al notar la llegada del muchacho, ambas levantaron la mirada, y Katrielle le sonreía.

— Buenos días, señorito Steron—rió la pelirroja, divertida—. Sírvete lo que quieras.

En el centro de la mesa había varias tazas redondeadas, de color azul y con un fino anillo dorado cerca del borde, y cuatro de teteras, que al mirarlas Anric supo lo que tenían dentro. ¿Acaso era magia?. El muchachito sonrió, mientras se acercaba para servirse chocolate caliente en una taza. Un poco más allá, había una gran fuente con diversas piezas de panadería, algunas muy parecidas a las que solía ver en las vidrieras del negocio de Azurea cuando paseaba por la tarde. Tomo uno y se sentó, sin prestar mucha atención al lado de quien, y empezó a disfrutar su desayuno.

...

----------------------------------------------------------------------------------------

[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

Las botas de Lazarus sonaban en el húmedo barro mientras se dirigía de vuelta a su casa, con una gigantesca canasta de patatas al hombro. Era una buena cosecha, tal vez incluso les daría suficiente para pagar tratamientos más caros para su madre… O al menos, eso es lo que Lazarus deseaba.

Plisch plosch plisch plosch

Mientras Lazarus se acercaba a la casa, su nariz logró identificar un aroma distintivo… Lazarus botó las papas de su espalda, y comenzó a correr hacia la casa. El olor a quemado se hizo cada vez más fuerte, y ya veía la nube negra saliendo de donde su casa estaba.
Cuando logró llegar a esta, retomando su aliento, se paralizó al ver el paraje: La casa en la que había crecido estaba siendo devorada por llamas.. Y en lugar de ver a su tío tratando de arrojar agua al fuego, lo que Lazarus vió le congeló el corazón.

Su madre y su tío restringidos por soldados, con collares de cables metálicos, los cuales penetraban en su piel y dejaban llagas sangrantes. El vestido blanquecino de su madre manchado de sangre, la cual provenía de su propia boca, la cual todavía seguía manchada… Y Lyndis, pobre Lyndis, tomada de ambos brazos y obligada a tener su cara en la tierra.

Un escuadrón de soldados lo rodeó, y Lazarus se quitó el anillo listo para luchar, e incluso matar para proteger a su familia… Pero tan pronto se disponía a pelear; una presión se apoderó de su cuerpo, un cansancio irremediable, y Lazarus cayó también al suelo.

Desde la espalda de los soldados que lo rodeaban, un sujeto entró al círculo que hacían, sosteniendo en su mano esa maldita flor de cristal, con su condenada flama.

“Vaya vaya, ¿qué tenemos aquí? Otro asqueroso perro callejero.” Escupió las últimas palabras con asco, acercándose a Lazarus y pisando fuertemente sus costillas. Lazarus emitió un gruñido de dolor ante esto… Pero por mayor esfuerzo que hacía, no podía romper la fuerza de La Llama que el hombre sostenía.

Lazarus juntó las fuerzas suficientes para mirar hacia arriba, y ver al hijo de puta que estaba haciendo esto… Nada más ni nada menos que su propio medio hermano, Augustus.

”Augustus… Detén esto. Si tu problema es conmigo.. ¡Llevame a mi, pero deja a mi familia en paz! ¡Ellos no tienen nada que ver con tu padre!

“¿Con mi Padre? ¿Ese viejo senil que resguardaba herejes como tú, Lazarus? No me hagas reir.” La cara de Augustus se contorsionó en una sonrisa burlona y vil. “Pasará en los calabozos toda su vida… Lo poco que le queda. ¡Y ya era hora, ya es mi turno de ser el Conde!” Dicho esto, Augustus dio una prolongada carcajada.

Los dientes de Lazarus estaban tan apretados que sus encías sangraban… Y una vez más recibió una patada de Augustus en sus costillas, haciendo que Lazarus gritara de dolor.

“Y ahora tú te pudriras en los calabozos junto a el, Lazarus Graves.” Declaró, escupiendole en la cara a su medio hermano.

”¡¡DEJA A LAZO-SUI EN PAZ, TONTO!! ¡¡EL NO ES UN HEREJE, SOLO QUIERE CUIDARNOS!!”

Lazarus y Augustus dieron vuelta la mirada hacia Lyndis, quien forcejeaba contra sus restrictores. El mayor sonrió de manera siniestra antes de comenzar a hablar.

“¡Ahhh y como olvidar a mi hermanita pequeña! Bueno, no necesitamos a alguien como tú desarmando todo lo que estoy construyendo, ¿o si?”

Gilbert gritaba en contra de Augustus, y la madre de los hermanos Graves lloraba desesperadamente, suplicando piedad. Pero Augustus no escuchó nada de esto. Agarró el pelo de Lazarus, tirándolo hacia arriba para sujetar su cabeza, y abriendo sus ojos con los dedos para que no pudiera evitar ver lo que seguía.

“Ahora quiero que veas, Lazarus, como todo tu mundo se desmorona… Y lo que pasa cuando te metes con un León de verdad.” El noble miró a sus guardias, e hizo una seña para indicar que se le ejecutara a su hermana.

Un guardia con un hacha pesada asintió, y se situó junto a Lyndis, quien seguía forcejando… Pero sin poder quebrarse de sus captores. El hombre lentamente levantó su hacha por sobre su cabeza, mientras Lyn gritaba con lágrimas en los ojos.

”¡¡LAZO-SUI!! ¡¡LEVÁNTATE, NO DEJES QUE TE TRATE ASI!! ¿POR QUE NO TE LEVANTAS? ¡¡LAZO-SUI, LAZO-SUI!!”

Lazarus trataba desesperadamente de mover sus músculos, pero esa maldita llama le quitaba incluso la fuerza de poder incorporarse por si mismo.. Trató de gritar, pero nada salía de su garganta. El hacha del verdugo se soltó de su posición más elevada.

”¡¡LAZO-SUIIIIII!!”









Chop.

-------------------------------------------------------------------------------------------

”¡Lazo-suiiii, Lazo-suiii! ¡Levantate!”

[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] Su corazón palpitaba rapidisimo, su aliento jadeaba, y estaba cubierto de sudor. Sus ojos se ajustaron a estar despiertos, y encima de sí pudo ver a su hermanita sana y salva, moviendo su cuerpo con las manos para despertarlo.

”¡Vamos Lazo-sui! Nerea-sio nos espera!”

Lyndis saltaba entusiasmada al lado de la cama de Lazarus, sonriendo y  lista para una nueva aventura. El mayor se incorporó en su cama, mirando su alrededor y la ropa que habían dejado para los dos a los pies de cada una de sus camas. Lyn ya estaba lista, pero estaba usando la misma ropa de siempre, inspirada en el atuendo de su hermano mayor.. Quien también decidió quedarse con la misma ropa del dia anterior, si bien guardando las prendas en un bolso que proveyeron para los dos.

”Vaya que estas energética, cabeza de patata.. Es como si hubieras dormido un més” Rió Lazarus, recordando todos los hechos del día anterior. Ahora parecían tan lejanos… Pero, con el sentimiento de dolor en su pierna y costillas, podía sentir lo rápido que la vida tranquila de los dos se había vuelto en 180 grados. Mientras escuchaba la respuesta de su hermanita, alcanzó la carta que había escrito la noche anterior, poniéndola en uno de sus bolsillos.


”¡Obvio que estoy emocionada Lazo-sui! ¡¡Vamos a la mayor aventura de nuestras vidas!! ¡Y ahora no tienes que preocuparte!” Lyndis dijo, apuntando a su propio pecho con su pulgar, con un aire de autoconfianca. ”¡Tu hermanita con su super magia especial te mantendrá a salvo, Lazo-sui~!”

El mayor rió, y los dos hermanos salieron de la habitación. Lyndis brincaba feliz por los pasillos, mientras Lazarus, volviendo en sí tras la pesadilla que había tenido la noche anterior, mostraba su tradicional ademán relajado y removido.

Pasando a través de las mesas de la taverna, la mayoría de las cuales tenían las sillas sobre estas, con solo unos pocos magos desayunando, los hermanos Graves cruzaron la puerta del despacho de Nerea. Lyndis instantáneamente corrió hacia Katrielle y Nerea, abalanzándose sobre ellas con un cariñoso abrazo.

”¡Púrpura-siooooo! ¡Nerea-sioooo! ¡¡Buenos días!!” Exclamó Lyndis, riendo feliz. Lazarus sonrió, saludando a las chicas y Anric con la mano mientras se servía una taza del chocolate de Nerea para el y Lyndis.

”¿Descansaron bien? Y veo que también te ajustas al dicho “Un buen viaje comienza con una buena comida”, ¿no Nerea?”

Después de un día (y sobre toda una noche) más que descontrolada, Raz no dormía tan bien desde que era un chico y se quedaba dormido en los brazos de su madre. Todo era gracias a las peculiares almohadas que tenían las habitaciones: tan grandes como una persona, eran cálidas y muy reconfortantes... ¿y respiraban? ¿Sera algún tipo de encantamiento?. El galileo abrió los ojos y se dió cuenta de que tales almohadas no existían. Sobre lo que tenia apoyada su cabeza era el brazo izquierdo de Azurea a la vez que los brazos de Razvan envolvían su cadera. Su primera reacción fue alejarse de ella de forma despavorida mientras desde los pies hasta la cabeza se le subía un calor agobiante producto de los nervios. ¿Qué hacia ella en su cama, durmiendo juntos?. La jaqueca propia de la resaca servían como un muro que protegía los difusos recuerdos de anoche. No importaba que paso, lo que sí sabía era que ya tenía que irse de allí. Intento salir de la habitación lo más cauteloso posible, pero entre las prisas, el nerviosismo y una torpeza que demostraba que su sentidos no estaban al 100%, se llevo por delante todo lo que podía chocar, incluyendo las sabanas de la cama. Si antes sentía calor, ahora su cuerpo estaba en el mismísimo infierno de la ansiedad. Se colocó rápido sus zapatos y salio huyendo, no sin antes echar un vistazo probablemente a una Azurea ya despierta. Salio huyendo al despacho de Nerea lo mas rápido que pudo y entro a ella, aquejido, cansado, con claros signos de resaca y con un aspecto cuanto menos peculiar: por todo el embrollo con Azurea y sin que él se de cuenta, toda su piel estaba cubierta por unas largas y finas escamas de color amarillento, parecido al de las carpas. Cuando se presenta a todos con un débil saludo, se da cuenta de esta anomalía, espantado pero su piel se descama con el susto mio. ¿Este era su magia, convertirse en pescado? Tomó asiento y le dio cero atención a la comida. Su estomago, ahora mismo tan fragil como el ala de un insecto, al mínimo bocado de las exquisiteces que hay en la fuente las vomitaría en toda la sala

Edulbo no se movió ni un centímetro de su silla. Aún con la pipa en la mano ya apagada, cubierto de un velo ilusorio para que no se note su presencia y acompañado de su fiel can listo para protegerlo de cualquier molestia, el mediano físicamente dormía sin ningún problema. Era su gran don, poder descansar en cualquier lugar que se le plazca. No obstante, su conciencia divagaba en el mundo onírico. Estaba sentado frente a una mesa elíptica y disfrutando las vistas de una catarata paradisíaca. En la mesa ovalada tenía un reloj cúcú sincronizado con el tiempo real programado para que suene a las 9:00 AM. Hasta que sea esa hora, se mantenía ocupado preparándose para la misión. Era tentador fisgonear en los sueños de los novatos pero primero el deber, después el placer. Aparte tenía planeado hacer eso mismo más adelante, de una manera un poco mas interesante. En sus manos aparecía y desaparecía documentación sobre Vakeria, todo lo que pudiera saber del reino y estuviese perdido en algún rincón de su memoria. Terminado su tiempo de estudio, elaboró ocho documentos, uno para cada novato, y escribió las primeras impresiones de cada uno de ellos, pese a que no tuvo la oportunidad de hablar con ellos en ningún momento. Lo mas fundamental de estos pseudos informes serian llenados después de que viaje en sus mundos oníricos. El reloj cúcú suena con toda su potencia. Se levantó como si nada de la mesa y deshizo el velo ilusorio que lo escondía tanto a él como la silla en donde descansaba. Fue directo al despacho de Nerea, acompañado por su extravagante sabueso y dándole vida a su pipa con más tabaco.

Edulbo:- Buenos días, Nerea, Katrielle, el resto...

Deslizando su dedo en el aire de un lado a otro se sirvió un poco de chocolate caliente y atacó sin piedad a las porciones de tarta de frambuesa que tanto le hacia recordar a la campiña. Entre mordiscos, sorbos, pitadas y acaricias de su invocación, se sentó a un lado de Nerea, a la expectativa de qué cosas estaban analizando con el mapa en la mesa.

Después de lo sucedido aquella noche, acabe dormido en mi habitación. ¿Cómo es que siquiera llegue allí? No lo sé, no me importa. Estaba ebrio, pero así podía olvidar mis penas, mi dolor, mi maldición. ¿Se creerán todas estas personas que yo soy feliz siendo quien soy, que acaso yo elegí serlo? Aun estando dormido, no estaba nada bien. Podía sentir un sudor frío recorrer mi cuerpo mientras me retorcía por la cama. [i]"No, maldición... No quiero... " balbuceaba dormido, sin nadie que pudiese despertarme.

Era un sueño. No, más bien, era un recuerdo convertido en pesadilla. En un grandioso castillo, allí habitaba un príncipe. Nació, se le trató de la mejor manera, se le enseñó que había nacido para la grandeza, para mandar y para imponer su voluntad. El tenía a sus hermanos menores que los trataba con amor, una madre cariñosa, y un padre que a pesar de su imponente porte, su falta de cariño, y su actitud, lo amaba. Era su héroe. ¿Quién no quisiera ser él, un emperador fuerte, al que todo el mundo respeta y valora?

A ese niño se le quería imponer una actitud soberbia, que reinase por los demás, pero, el niño siempre se preguntaba: "¿Por qué debo de tratar mal a quienes me sirven?", su carácter era noble y justo. Su madre se percató de ello, protegiendo esta actitud del inocente niño. Conforme pasaban los años, el niño crecía cada vez más observando las atrocidades dentro del castillo. El respeto que él pensaba en los súbditos de su padre no era más que miedo, un miedo completamente comprensible. El valor que tenía era reemplazado por una imagen de piezas descartables, meros objetos para la protección de una dinastía. Los libros hablaban de grandezas, de historias llenas de éxito para el Imperio, pero... ¿A qué costo? ¿Cuántas personas tuvieron que morir innecesariamente por ello?

"Padre, ¿por qué...? No, no puedo hacerlo... Él no ha hecho nada malo... El niño se convirtió en un adolescente pronto, y aunque claramente demostraba tener lo necesario para reinar, él no deseaba algo tan manchado de sangre. Una noche, su padre le llevo a una sala deteriorada, con un olor hediondo a sangre podrida y al acero oxidado. En esa sala, estaba alguien con túnicas desgarradas. Un hombre que en sus ojos reflejaba desesperación y dolor, alguien que ya había muerto sin perder la vida. "Mátalo. "

Una frase simple, que llevaba el peso de toneladas. El rey admirable y poderoso se convirtió en un monstruo ante los ojos de su hijo, y sus hermanos adorables estaban expectantes de ver como mataba despiadadamente al inocente hombre, ellos se convirtieron de igual manera en demonios despiadados. ¿Por qué? Su madre no estaba allí, no podía escapar, y sabía que si desobedecía él iba a morir. Se rehusó, discutió, y fue golpeado por su padre hasta obligarlo. Con una daga, atravesaría el pecho del inocente mago que no había hecho daño a nadie, por ser una amenaza para el Imperio. ¿Eso era lo que significaba ser un rey, asesinar a alguien de manera injusta y cruel? ¿Ese era el futuro que le deparaba? Sus manos temblaban, queriendo hacer algo.


"Mátame... Niño, por favor... Ya... Mátame..." el hombre pedía piedad, le estaba pidiendo a un pequeño niño que lo matase para acabar con su sufrimiento. Sus ojos perdidos en la agonía, el sufrimiento que habrá soportado por días, quizás semanas, era algo que el corazón del muchacho no podía soportar. Entre lágrimas, y con un grito de desesperación le enterró el cuchillo de manera rápida al hombre ya moribundo. Mientras la sangre escurría en sus manos, este le miro con una sonrisa y falleció. Él solo tenía 12 años.

Y no solo fue esa vez. Una. Y otra. Y otra vez. Era obligado a asesinar a estos delincuentes sin ningún motivo alguno, sin poder resistirse, manchando sus manos de sangre inocente sin poder hacer nada al respecto como un entrenamiento cruel de su padre. Su padre ya no presenciaba esos actos, mucho menos sus hermanos, él era obligado a hacerlo solo.


No pudo seguir tomando más vidas. Se negó a salvarle la vida a ese mago, y le dejo en libertad. Él no supo si ese mago sobrevivió o no, pero no importaba. Un mes paso siendo torturado como castigo por la insubordinación de su padre, un mes de agonía. Se le prohibió ver a su madre, su única luz de esperanza. Paso un tiempo recuperándose de las torturas constantes y daños en su cuerpo, hasta que finalmente estaba completamente sanado con el paso del tiempo. Él sabía que no podía seguir así, él no era como ellos. Aunque tuviese su sangre, él no era un monstruo. Él no era un asesino, a pesar que sus manos ya estaban manchadas.

El intento escapar. Su padre estaba consciente que lo haría, preparo a varios guerreros para detenerlo, si era necesario dejarlo casi muerto, pero todas las habilidades horribles para lastimar personas, técnicas de combate y su fuerza le ayudaron a acabar con todos ellos, aunque igual acabo herido.

El corrió, corrió, y corrió. Se enfrentó varias veces a los soldados que algún día le iban a servir, hasta que escapo de su reino. ¿Le pertenecía, acaso? No. Solo era un usurpador, como toda su familia. Su madre se le vino a la mente, rezando por que ella se encuentre todavía con vida, el único ángel que habita esa morada infernal...

------------------------------------------------------------------------------------

Desperté de manera seca, mirando fijamente el techo. A pesar de que mi vista era borrosa y los objetos y todo daba vueltas, mi mirada era monótona. Sin energía, sin vida. Me senté, quieto por un segundo. Solté un suspiro, y de manera abrupta enterré completamente el puño izquierdo en el muro. Ya haya sangrado mi puño, haya jodido el lugar, o haya sufrido. No me importaba. Me levanté un poco mareado, de mal humor, con dolor de cabeza, y mucha hambre hacia donde estaban los demás, seguramente no con la mejor apariencia. Que maldito ruido, ugh... ¿Todos los magos son tan escandalosos a tan temprana hora...? Maldita sea... Dije claramente de mal humor, mientras me servía de manera tosca una gran (recalco, GRAN) porción de comida, sentándose al lado de Galeran de manera rápida porque era el lugar que menos molesto le parecía por todo el ruido. Al acomodarse, empezó a comer sin detenerse, ni mirar a nadie. Parecía un perro con rabia, en verdad.

Katrielle recibió el saludo de Lyndis con una amplia sonrisa, algo divertida por la forma en la que había decidido llamarla, mientras que Nerea no supo realmente como reaccionar, terminando por dedicarle una pequeña y tímida sonrisa. Nerea se alejó un poco del mapa para acercarse al centro de la mesa, tomando un pequeño bollo con forma de un animal que nunca había visto. Mientras tanto, Katrielle percibía la sonrisa de Razvan y se la devolvía gentilmente, riendo levemente al ver la demostración mágica del muchacho.

— Será un día largo, y no nos detendremos a almorzar—respondió Nerea—. Así que si, mejor llenar nuestro estómago ahora que podemos.

Por su parte, Katrielle volvió su mirada al mapa por unos segundos, hasta que por fin todos estuvieron sentados y listos para escuchar lo que tenía para decir.

— Espero que hayan podido descansar—empezó—. Partiremos en un par de horas, así que espero que todos estemos en las condiciones óptimas. — Los ojos verdes de Katrielle se clavaron en Azghal por unos instantes. — Antes de explicarles lo que haremos hoy, tengo una noticia para darles: Raikel, el elfo, se ha marchado por la noche. No quiero obligar a nadie a seguir metidos en esto, así que son libres de bajarse del barco. — Esperó pacientemente y, al ver que nadie respondía, continuó. — Y una cosa más, esto es para ti, Anric.

Al lado del mapa había un pequeño colgante con la misma forma de la marca que el pequeño mago tenía en el cuello. La pelirroja lo tomo y se acercó al muchachito, colocándoselo en el cuello y dándole unas pequeñas palmadas en el hombro. Anric lo tomó con sus dedos, con los ojos brillando, y luego mirando a Katrielle algo confundido.

— Es un inhibidor. Al ser el más pequeño, tu magia es la más inestable de todas. El inhibidor se encarga de mantenerla estable y absorber el flujo de energía que desperdicias cuando haces tus hechizos, te ayudará a hacer magia sin que los detectores del imperio lo noten.
Ahora, volviendo a lo importante. En unas horas abordaremos un barco en dirección a las tierras de Vakeria, para poder cumplir la primera parte de nuestra misión: encontrar el canto sagrado. Iremos hasta el puerto en grupos, para no levantar sospechas. Nos he dividido en tres, con tres líderes que tendrán autoridad absoluta sobre el resto. Lo que diga el líder, se hace, ¿entendido?. El grupo número uno será dirigido por Edulbo, y guiará a Saphielle y Lazarus. El grupo número dos tendrá como líder a Nerea, e ira con Azurea, Azghal y Razvan. Por último, a mi me acompañarán Lyndis, Galeran y Anric. De esta forma cada grupo tendrá personas capaces de luchar si hay problemas. Lazarus, se que quizás no te agrade la idea de que separarte de Lyndis, pero lo mejor será que en caso de cruzarnos con la guardia no los vean juntos, podrían reconocerlos.

Mientras el despacho de Nerea se iba llenando, Lazarus observaba a los entrantes, saludándolos con una sonrisa mientras entraban. La noche anterior no había tenido la oportunidad de realmente indagar en las personalidades de todos… Saphielle siendo en quien más logró entablar una conversación.

La comida era una de las ocasiones más importantes para compartir y relacionarse con otros. En casa, Lyn, Lazarus, su tio Gilbert y su madre siempre comían juntos, incluso si implicaba detener el trabajo por una hora. Y aquí, incluso más que anoche, cada integrante de su grupo expresaba su individualidad en algo tan simple como su saludo. Lazarus recibía todo esto y lo guardaba en su memoria; después de todo, le importaba bastante poder relacionarse con ellos.

Lyn rió ante la reacción de Púrpura-sio y Nerea-sio, sonriendo brillantemente a ellas y a cada uno de los que entraban al salón, saludandolos efusivamente con un “Buenos días!”

Una vez que el despacho comenzó a llenarse más, Lyn regresó al otro lado de la mesa para sentarse junto a Lazo-sui, sus ojos brillando ante los pasteles en su plato, los cuales procedió a engullir uno por uno, sin ningún amague de detenerse.. Después de todo, ¡despues de los eventos de ayer, estaba famélica!

Mientras cada uno comía, Nerea comenzó a hablar sobre el plan de acción. Lyndis escuchaba y asentía con la cabeza, con sus mejillas llenas de dulces panes; mientras Lazarus tomaba de su taza caliente mientras escuchaba a la experimentada maga.

---------------------------------------------------------------------------

Luego de las palabras de Katrielle, Lazarus comenzó a frotarse la barba de manera pensativa… No podía evitar preocuparse por la propuesta separación de su hermanita pequeña, pero analizando el plan de Kat, era bastante razonable.. Tres grupos, cada uno con 2 integrantes listos para luchar… Moverse separados era una obviedad, pero.. la manera en que estaban separados los grupos tenía sentido. El adulto suspiró, dándole a la joven pelirroja una sonrisa de derrota.

”Bueno, el plan está bien hecho, y tienes un punto. Se que Lyn se puede valer por sí misma un rato… ¿Que dices, cabeza de patata? ¿Crees que puedes con esto?”

Lyn solo rió, ensanchando su pecho con orgullo.

”¡No tienes de qué preocuparte Lazo-sui! Después de todo, ahora soy una maga como tú! Y con Púrpura-sio de nuestro lado, no tenemos posibilidad de perder!”

Lazarus suspiró y echó una pequeña risa ante el entusiasmo de su hermanita. Con un frote de cariño en su cabeza y un pequeño suspiro, asintió la cabeza diciendo:

”Vale, confiaré en tí, cabeza de patata.. Y en tí también, Katrielle.”

Dicho esto, el mayor viró su cabeza hacia el mediano, que engullía su tarta con gusto, y con su extraña mascota al lado.

”Supongo que estaremos trabajando juntos por hoy, ¿eh, señor larrabeña?” Bromeó un poco el mayor. ”Al menos no uso lentes, así que supongo que estaré fuera de peligro.”

Lyndis, por su lado, le sonrió de oreja a oreja a Anric y Galeran, alzando su puño con motivación.

”¡Ganémosle a todos y lleguemos primero al puerto chicos! No se preocupen, la gran y poderosa maga Lyndis Graves no dejará que les pase nada!” Una vez más, la chica orgullosa ensancha su pecho hacia afuera, soltando un pequeño “fu fu fu~” de autosatisfacción. Realmente era una cabeza de patata, pero Lazarus solo giró sus ojos y rió por lo bajo ante la actitud de su hermana.

Edulbo, disfrazado de mediano pelirrojo y narigón, escuchaba con atención la formacion de los tres equipos mientras que Razvan prestaba una innecesaria atención al mapa de la mesa, solo lo hacía para no desviar su vista hacia Zuri. Sentía como la mirada de su amiga se clavaba algunas veces en él, como si tuviese el poder del mediano. Cada mirada lo sentia como una apuñalada de ansiedad al pecho, en este mismo momento envidiaba un poco al elfo que desertó del grupo y no tiene que estar en la misma habitación con ella. Que dentro de los grupos le toque a ella y al propio principe fugitivo tampoco ayudaba mucho a sus sentimientos encontradas. La piel se le volvia escamas a medias por unos segundos. P
En cambio, Edulbo se sintió un poco satisfecho con los dos novatos que le tocaron para proteger: Saphielle le parecia de los 7 ingresantes la mas racional, aunque tambien hay que decir que el mediano no tuvo mucha oportunidad para relacionarse con el resto. Lazarus le parecía una figura intrigante, alguien que no le causaría problemas como puede ser Azghal, Galeran o los dos más jóvenes del grupo: Anric y la hermana de Lazarus. El chiste del mago no le cayó muy bien, pero Edulbo hizo un esfuerzo para no contestar mal, sobre todo en frente de Nerea y Katrielle. Haría el sacrificio de intentar llevarse bien con un novato más, aparte de la elfa. Pasó su mano libre por la cabeza de su can y este volvió a su mundo. Le gustaba el entusiasmo que había en el equipo, esas ganas de comernos al mundo y mucho más. ¿Cuanto tardaremos en chocarnos contra el techo de la realidad y quienes son los que estarán en primera fila para recibir el impacto?

Edulbo:- Mientras sigas mis ordenes y no seas un grano en el culo, no tendremos problemas de convivencia. ¿No, Saphielle? interpela a la elfa en busca de cierta complicidad.

El galileo toma valor del entusiasmo que manifiesta el grupo y decide contarle a Katriell la cosa que quiera decirle ayer a la noche:

Raz:- En Vakeria hay dos ramas de mi familia, Leenards de distinta sangre. Creo que nos podrian ayudar con la misión, pero es algo peligroso. Son leales a mi apellido aunque esta fidelidad podrá verse mutilada por nuestra actividad "criminal y divergente" en Zophia, si es que se estarán de eso, obvio. Queda en decisión de ustedes si acudo a ellos o no.